Artículo publicado por Barry Gerding, del "Kelowna Capital News", coincidiendo con la llegada de la gira del año 2002 a Canadá.

La odisea musical de Supertramp ha alcanzado proporciones épicas en la industria discográfica. A finales de los 70 y a principios de los 80, Supertramp emprendió una carrera de éxitos en las listas sin parangón. Llenaban estadios y vendían millones de discos durante una oleada creativa que derivaría en álbumes triunfales como “Crime of the century”, “Crisis? What crisis?”, “Even in the quietest moments” y “Breakfast in America”.
 
Pero para Rick Davies, uno de los tres miembros originales de aquella época dorada que aún permanece en el grupo, el recorrido musical de la banda sigue adelante. “Soy sobre todo un autodidacta y continúo aprendiendo”, dice Davies. “Todavía sigo aprendiendo las reglas básicas de la composición de canciones con maestros como Gershwin y los que han venido después. Todavía hay cosas que me gustaría mejorar”.
 
Supertramp se encuentra actualmente en medio de una gira mundial que les llevará a dar dos conciertos los próximos martes y miércoles en Skyreach Place, convirtiéndose así en el primer espectáculo musical que tiene lugar dos días consecutivos en este recinto de Kelowna.
 
Han publicado un nuevo álbum titulado “Slow motion” y tocarán muchas de esas nuevas canciones en los conciertos, junto a algunos de sus temas más legendarios. En una entrevista del pasado viernes en Edmonton Capital News, Davies dijo que hoy en día los discos de Supertramp tienden a ser largos proyectos que completar.
 
“La preparación de este ultimo álbum nos ha llevado cinco años. La mayor parte son ideas mías que he grabado en maquetas y que, a partir de la contribución de los demás miembros del grupo, han sido desarrolladas hasta este resultado final”, dice Davies. “Supongo que puede decirse que estamos semi-retirados. No nos prodigamos demasiado pero aún conservamos las ganas de hacer música”.
 
Aunque el nuevo álbum se nos ha vendido como un intento de Supertramp de entrar en el mundo de la música creada mediante la tecnología de los ordenadores, Davies señala rápidamente que siguen tocando instrumentos.
 
“Todavía creemos en las interpretaciones. En realidad, habríamos preferido tocar en directo las canciones nuevas saliendo de gira durante un par de meses antes de grabarlas en el estudio, pero hoy en día la industria discográfica no te da esa oportunidad. Quieren que primero grabes el disco y después salgas de gira para ayudar a promocionar las ventas”, dice Davies.
 
A pesar de que “Slow motion” no está generando la repercusión de algunos de sus anteriores discos, Davies anima a sus fans a que sean pacientes con él. “Es como un buen disco de jazz, suena un poco mejor cada vez que lo vuelves a escuchar. Hay que escucharlo más de una vez y, con un poco de suerte, dejará una impresión”.
 
Después de publicar once álbumes de estudio que han vendido más de cincuenta millones de copias en todo el mundo, la posición de “Slow motion” en las listas no es muy significativa para Supertramp si la comparamos con lo que era la banda en los años 70.
 
Davies es miembro fundador de Supertramp, un experto batería que empezó a interesarse por los teclados al descubrir su talento como compositor de canciones. El nombre Supertramp procede del clásico literario de culto “La autobiografía de un supervagabundo”, escrito por W.H. Davies.
 
Después de dos primeros discos,”Supertramp” e “Indelibly stamped”, el grupo grabó el álbum que se convertiría en su legado para la historia, “Crime of the century”. Con canciones como “Dreamer”, “Bloody well right”, “School” y “Rudy”, Supertramp creó un nuevo sonido basado en los teclados que cautivó primero en Europa y después en Canadá.
 
“Nos encanta tocar en Canadá porque, después de salir de Gran Bretaña, vuestro país fue uno de los primeros que nos recibió con los brazos abiertos, mucho antes de que consiguiéramos el éxito en los Estados Unidos”, dice Davies.
 
Añade que para él es un misterio por qué Supertramp abarrotaba estadios en Vancouver y Montreal en aquella época, cuando apenas era conocido al sur de las fronteras del país.
 
“Creo que parte de la culpa la tiene que por entonces A&M Records tenía un promotor en Montreal que había oído nuestra música y le encantó, y se dedicó a hacer todo lo que podía para que nuestro nombre fuese conocido en Canadá y para dar a conocer nuestra música. Eso fue lo que lo originó todo. Llenábamos estadios en Canadá antes de que ni siquiera supieran quiénes éramos en Estados Unidos”, dice Davies. “Es interesante, en Canadá y en Francia hemos disfrutado de un gran seguimiento durante todos estos años”.
 
La era dorada de Supertramp llegó a su final cuando Roger Hodgson, el principal compositor del grupo por entonces junto a Davies, dejó la banda para emprender una carrera en solitario. Aunque Supertramp ha seguido grabando discos desde entonces, ninguno ha alcanzado el prestigio de la época de “Crime of the century” o “Breakfast in America”.
 
“No sabemos mucho de Roger últimamente pero todavía tocamos muchas de sus canciones clásicas e intentamos repartirnos las tareas vocales entre todos”, dice.
 
Junto a Davies, la formación actual de Supertramp incluye a John Helliwell (saxofones e instrumentos de viento), Bob Siebenberg (batería), su hijo Jesse (guitarras, voz y percusión), Mark Hart (teclados, guitarras y voz), Cliff Hugo (bajo), Lee Thornburg (trompeta) y Carl Verheyen (guitarras).
 
“Hemos tenido mucha suerte ya que los padres han permanecido con nosotros y ahora sus hijos también vienen a los conciertos para ver qué música hacemos”.