John Bungey, de la revista musical británica "Mojo", estuvo con los miembros de Supertramp a su paso por París dentro de la gira "It's about time".

Cuando Rick Davies propuso un regreso de Supertramp, sabía que este iba a ser grande, pero no podía imaginarse cuánto. Hablando con él en los pasillos del Bercy antes del concierto, dice: "Sacamos un disco recopilatorio en 1992 que ha vendido siete u ocho millones de copias en Europa y se sigue vendiendo bien. Sabíamos que había un público para nosotros".

Así que con una décima parte de la promoción que acompañó a la reunión de Steely Dan o a la gira de John Lydon, el grupo ha abarrotado los cincuenta conciertos de la parte europea de su gira mundial. Incluso en Gran Bretaña, donde Supertramp dejó de estar de moda mientras The Damned triunfaba, han tenido que programarse una serie de conciertos adicionales.

Por supuesto no siempre ha sido así. El tiempo ha corrido un tupido velo sobre el fracaso de los dos primeros álbumes de Supertramp. El segundo de ellos, “Indelibly stamped”, sólo destacó por una portada que contenía un espantoso par de tetas tatuadas. Cualquiera que escuchara aquellas piezas de rock progresivo de carácter melódico, difícilmente podría haberles pronosticado un futuro brillante.

"Fue una época de fracaso absoluto", dice Davies, "yendo de un lado para otro e interpretando ‘Johnny B. Goode’ al final de cada concierto". Un par de formaciones de músicos desaparecieron dejando solos a los originales Hodgson y Davies. En Agosto de 1973 reclutaron a un nuevo equipo para un último intento: así llegaron Helliwell, Siebenberg y el bajista Dougie Thomson.

Uno de los pocos aliados que les quedaban en la compañía de discos convenció a A&M para que les pagara una granja en medio del campo. Por entonces se pensaba que el aire y el barro del campo hacían maravillas con los flujos creativos. Encerrados en las profundidades de Somerset, sucedió el milagro.

"Sabíamos desde el principio que aquello iba a funcionar, que aquella banda era especial", dice Helliwell. De aquel capullo musical salió una mariposa. “Crime of the century” exploró temas como la soledad, la locura y la paranoia, pero poseía un toque melódico que rara vez se encuentra en la brigada del Mellotron.

El disco contenía un single de gran éxito, “Dreamer”, en el que el piano eléctrico y las armonías ajustadas definieron a la perfección el estilo de Supertramp. Mientras otros grupos usaban las guitarras como el motor de su música, Supertramp prefirió construir la suya alrededor del piano eléctrico, lo que le daba a las canciones un toque más suave y agradable. Hoy en día “Crime of the century” sigue siendo el álbum favorito de Supertramp de casi todo el mundo.

"Esa fue la época mágica", dice Davies. "Teníamos programada una gira por Inglaterra y decidimos utilizar el concepto del álbum, interpretando el disco por completo de forma cronológica. Llevábamos luces, películas... Finalmente los críticos nos apoyaron y se corrió la voz. Fue como una casa que se incendia".

El grupo ya no tuvo descanso. Siguieron gira tras gira mientras “Crisis? What crisis?” y “Even in the quietest moments” les hacían triunfar en Europa y América. Pero para ser un grupo de rock, eran bastante disciplinados cuando estaban de gira. "Hubo algunas escapadas, pero no íbamos de salvajes como los Rolling Stones o los Who", dice Helliwell. "Nuestra música era muy compleja, y no podías estar por ahí toda la noche y después tocar bien ante quince mil personas". La prensa no tenía mucho que escribir sobre ellos, les apodaron "los cinco sin rostro" y les dejaron convertirse poco a poco en el  grupo más desconocido del mundo.

En 1975 la banda se trasladó a la Costa Oeste, inicialmente sólo como base para conquistar América, pero una vez seducidos por el clima y el estilo de vida decidieron quedarse. Esto les hizo desaparecer de Gran Bretaña antes de que emergiera el punk. "Fue una suerte, en caso contrario probablemente estaríamos muertos", dice Davies.

Amparados por el éxito, el grupo siguió adelante ignorando las tendencias musicales. Cuando grababan un disco, elegían las canciones más apropiadas para el mismo a partir de los enormes archivos de material de Davies y Hodgson. Por ejemplo, la canción que dio título a “Breakfast in America” había sido compuesta por Hodgson cuando este era un muchacho de 17 años: "Don't you look at my girlfriend? She's the only one I got / Not much of a girlfriend / Never seem to get a lot".

No era precisamente Led Zeppelin. Davies odiaba esa canción, pero el álbum vendió cerca de veinte millones de copias. El trabajo, que sonaba muy bien en la radio acompañado del sol de California, estaba repleto de canciones de éxito y llevó al grupo a su cima comercial.

Pero las grietas estaban empezando a asomar. Después de la gira mundial de “Breakfast in America”, Hodgson se retiró a meditar, quejándose de que su cerebro se había convertido en una especie de "huevos revueltos". Después del siguiente disco, “Famous Last Words”, cuya grabación se prolongó a lo largo de dieciséis difíciles meses, Hodgson decidió marcharse.

"Habíamos coexistido bien como grupo durante mucho tiempo, lo cual es bastante raro", dice Davies. "Roger y yo éramos muy distintos. El escuchaba a los Beatles, a los Kinks... A mí me iba más el rhythm and blues. Yo era seis años mayor, procedía de una época anterior. Yo era de Swindon, una ciudad obrera, él venía de la escuela privada de Stowe. Yo ya había tenido otros trabajos antes, él no".

Habían compuesto casi todo por separado (en las canciones de Supertramp cada autor canta sus canciones). Hodgson componía las canciones del tipo "¿Quién soy yo? ¿Adónde voy?", mientras que a Davies le gustaban las cosas más directas. "Roger tenía la cabeza en las nubes y Rick los pies en el suelo", es como les define Helliwell.

Después de la marcha de Hodgson, el grupo publicó dos discos, intentando conscientemente redireccionar el sonido de la banda, ambos muy diferentes. La canción que da título a “Brother where you bound” fue un ambicioso intento al estilo Pink Floyd que no cuajó, mientras que la mayor parte de “Free as a bird” está basada en ritmos discotequeros.

En directo la banda todavía era compacta. En uno de los últimos conciertos británicos de la gira de 1986 actuaron ante el Príncipe Carlos y Lady Di. "Creo que él se puso unos tapones en los oídos", dice Helliwell. "Y sé que daba cabezadas porque mi hijo estaba sentado en el palco junto a ellos. Pero Diana se puso delante de su asiento y realmente disfrutó". Un par de años más tarde, el grupo que había mandado a la cama al Príncipe de Gales también se tomó un descanso.

Pero los discos de Supertramp han seguido vendiéndose (y recientemente han sido remasterizados y publicados de nuevo). Siempre se especuló sobre una reunión del grupo. Dougie Thomson dejó de tocar, se casó y se puso a trabajar como representante musical en Chicago. Helliwell volvió a Yorkshire en 1991 y se puso a estudiar música.

Por entonces los "jefes" no estaban siendo muy productivos. La carrera en solitario de Hodgson se había estancado, y Davies no obtenía frutos en su estudio casero y se limitaba a "vivir de las rentas" en sus residencias de Los Angeles y Nueva York: "Inicialmente había pensado grabar un disco en solitario para A&M, pero a ellos no les entusiasmaba mucho porque tenían que partir de cero con un nuevo nombre. Después hubo un intento frustrado de volver con Roger en 1993, y eso me condujo a pensar que muchas de las canciones que yo estaba componiendo sonaban mucho a Supertramp. Yo tenía en mente una banda ideal, y la mayor parte de ella era esta".

¿Por qué Roger Hodgson no formó parte de esa banda ideal? Hay una pausa, y Davies se dirige a Helliwell: "¿Cuánto tiempo hace que se marchó Roger del grupo?" "Catorce años", contesta Helliwell. Davies emite un gruñido y añade: "El me escribió una carta en 1993 diciendo que no quería hacerlo... No es fácil entender a Roger".

"Es un individuo bastante complejo", dice Helliwell. "Es un músico realmente bueno pero muy complejo. Mi proyecto con él fue muy divertido". Helliwell tocó en algunos pequeños conciertos con el grupo de Hodgson el año pasado. Varias canciones en directo fueron incluidas en un álbum, “Rites of passage”, que ha aparecido en Europa esta primavera a la vez que el disco de Supertramp.

Parece que esta sincronización no fue del todo una coincidencia. Helliwell y Davies habían oído que Hodgson estaba por Europa promocionando su disco, que incluye tres nuevas versiones de canciones de Supertramp, pero no han coincidido con él.

Aunque Hodgson vio la actuación del grupo en Estocolmo: "Me estaba gustando el concierto, estaban tocando canciones con las que disfrutaba", dice. Pero, como era de suponer, no le gustó que Mark Hart cantara tres de sus canciones. "Lo triste fue cuando uno de los músicos que les acompañan cantó tres de mis canciones. Me pareció que sonaban muy mal. Evidentemente estaba predispuesto en contra de ello, pero creo que podían haberlo hecho mucho mejor".

Hodgson admite que estuvo a punto de regresar al grupo en 1993: "Rick y yo volvimos a unirnos al trabajar juntos, pero cuando empezaron las negociaciones económicas me llegó al corazón que se le diera tanta importancia al dinero. Es curioso, la prensa nunca tuvo nada que escribir sobre Supertramp", dice. "Nunca fuimos a la moda. No nos vestíamos a la moda ni teníamos modelos entre los brazos. No hubo horribles historias de drogas a nuestro alrededor... Ahora, con todo esto, tal vez haya algo de drama humano en la historia de Supertramp..."

Algo muy similar al asunto entre Pink Floyd y Roger Waters, con Helliwell, el hombre de trato fácil, en el medio. Pero, gozando de las ventajas del nombre, la actual formación de Supertramp es utilizada sólo como un accesorio. El nuevo álbum tiene un carácter tranquilo, explorando varios estilos americanos desde el funk hasta el gospel, pero sonando de forma desafiante a Supertramp.

Davies está encantado de cómo se está comportando el grupo en los conciertos, "y hay un apoyo increíble desde el público. Es fantástico, antiguamente cuando algo me salía mal en un concierto me encerraba en mi habitación y estaba una hora golpeándome la cabeza contra la pared. Pero ahora no".

Tiene firmado un contrato para otro álbum y espera que Mark Hart se envuelva más en las tareas de composición. Cuando termine la gira actual por Europa, se dirigirán a los Estados Unidos. Podrá aparecer la música electrónica, podrá desaparecer el grunge, pero parece que Supertramp siempre estará en la brecha.