Entrevista realizada por Peter Lindblad, de la revista musical "Goldmine", a la conclusión de la gira 2007 de Roger Hodgson.

 

Las ambiciones progresivas y el pop estilo Beatles pueden parecer extraños compañeros de viaje. Sin embargo, usando esa fórmula, Supertramp se convirtió en uno de los grupos con más éxito comercial de los años 70.

Con sus letras emotivas y reflexivas, su sensibilidad refinada por el pop, su musicalidad única y sus ostentosos arreglos, Roger Hodgson, natural de Portsmouth (Inglaterra), contribuyó junto a su socio Rick Davies a que Supertramp pasase de ser un grupo de rock progresivo marginal a una de las bandas más famosas a nivel mundial. Su característica voz hizo que canciones como “Dreamer”, “Take the long way home” e “It’s raining again” llegasen a alturas reservadas para los pájaros.

Tras el gran éxito de “Breakfast in America” (1979), las grietas empezaron a aparecer dentro del núcleo de la banda, y después de “Famous last words” Hodgson dejó Supertramp para emprender una carrera en solitario que comenzó con “In the eye of the storm” (1984). Un accidente en el que se fracturó las dos muñecas le tuvo apartado de la música durante un largo período, pero en el año 2000 regresó con el triunfante álbum “Open the door”.

Este otoño Eagle Vision ha publicado su DVD “Take the long way home”, aprovechando la participación de Hodgson en el concierto homenaje a Diana de Gales, un evento que permitió que todo el mundo supiera que Hodgson ha reaparecido como intérprete.


PREGUNTA: ¿Crees que a lo largo de tu carrera en solitario has establecido tu propia identidad al margen de Supertramp?

ROGER: La verdad es que siento como si esta época de mi vida fuese una etapa totalmente distinta. Aunque estoy cantando muchas de mis viejas canciones, es como si tuviese una nueva relación con ellas, una nueva forma de entenderlas. Y creo que, al disfrutar cantando y tocando, y al disfrutar de la vida en general mucho más, consigo sentirme como si me encontrase al principio de una nueva época. Ha pasado mucho tiempo y Supertramp fue una etapa maravillosa de mi vida, pero ahora tengo 57 años y siento como si hubiese vivido varias vidas en una sola. Supertramp fue una de esas vidas, mi familia y mi matrimonio fue otra, y ahora me siento dentro de una nueva vida.

PREGUNTA: ¿Qué diferencias hay en esta nueva vida? ¿Tienen algo que ver con el accidente que sufriste?

ROGER: No. Bueno, el accidente fue parte de mi viaje a través de la vida. Creo que ahora soy más viejo y más sabio, y tal vez me hago más preguntas que nunca, pero soy feliz. Y he encontrado algunas respuestas que me hacen encontrarme a gusto. Estoy haciendo música porque quiero hacerla, y disfruto ofreciéndosela a la gente. Ya no tengo ningún interés en agrandar mi carrera musical, y me limito a darle a la gente un poquito de mí mismo. Hay algo más allá de la música, que se manifiesta cuando el público va a un concierto y ve a un artista que está disfrutando con lo que hace. Eso les ayuda a involucrarse en el concierto, porque en cierto modo los artistas sólo somos espejos en los que mirarse. Si te lo pasas bien mientras estás actuando y sientes amor por lo que haces y por la gente, como hago yo, el público se involucra en el concierto y se va a casa con unas sensaciones que van más allá de lo estrictamente musical. Por eso yo digo en “Give a little bit” aquello de “dame un poquito de tu amor y yo te daré un poquito de mi amor”. Para mí, ese es el principal objetivo de cada concierto.

PREGUNTA: Háblanos del concierto por Diana y de algunos de tus trabajos a favor de obras de caridad.

ROGER: Bueno, me encantó ser invitado por los príncipes al concierto por la Princesa Diana, pues creo que ella tuvo un papel muy difícil en la vida y lo desempeñó muy bien, aprovechando que era famosa para llevar a cabo muchas causas benéficas. Cuando eres alguien famoso hay un límite a partir del cual ya no encuentras sentido a seguir alimentando tu ego. Llega un momento en el que si eres listo, como Angelina Jolie, Brad Pitt o la Princesa Diana, te das cuenta de que puedes utilizar todas esas cámaras que te están enfocando para dirigirlas hacia algo mucho más importante que tú, hacia todas esas causas que necesitan la atención del público. Así que admiro de verdad lo que hizo Diana con su vida. Y yo nunca actué para ella cuando estaba viva, así que me alegró mucho poder hacerlo homenajeándola en el décimo aniversario de su muerte.

PREGUNTA: ¿Qué has obtenido de todos esos eventos benéficos? ¿Te han ayudado en este momento de tu vida?

ROGER: Creo que ese es uno de los secretos de la vida. La mayoría de nosotros vive dentro de un estado de consciencia muy consumista, en el que nuestros objetivos son tener un coche grande, una casa grande, un “esto” grande, un “lo otro” grande… Y se trata de objetivos huecos, porque cuando consigues todas esas cosas, y yo he tenido muchas de ellas, al final del día te encuentras vacío y con un montón de problemas. Una casa grande es algo maravilloso, pero también es una gran preocupación pagar todas las facturas que origina. Estamos atrapados en lo que creemos que es “el sueño americano”, o mejor dicho, “el sueño occidental”. Lo que he aprendido de todo esto, y conozco a muchos otros artistas que también lo han aprendido, es que te sientes mejor participando de forma altruista en ese tipo de eventos a favor de algo que es más grande y más importante que tú. Así que lo de “dar un poquito” se ha convertido en mi lema, y en cierto modo es un poco egoísta porque es algo que me hace ser más feliz. Gracias a ello obtengo mucha felicidad, y cada vez quiero obtener más.

PREGUNTA: Creo recordar que una vez dijiste que el primer disco de Supertramp era tu favorito. ¿Qué fue lo que más te gustó de ese álbum?

ROGER: ¿Yo dije eso? Si es así, me pillaron en un momento muy bajo (RISAS). No, pienso que ese disco tenía su propia magia, pero no creo que haya sobrevivido al paso del tiempo. Tiene su encanto, pero tal vez porque muestra el germen de lo que vendría después.

PREGUNTA: ¿La banda todavía no había encontrado su identidad por aquella época?

ROGER: Sí, todavía estábamos intentando descubrir quiénes éramos, y además escribíamos las canciones tres de nosotros. Rick y yo acabábamos de conocernos y estábamos buscando la forma de poder componer juntos. Sí, por entonces intentábamos encontrar una dirección a seguir.

PREGUNTA: Háblanos de la evolución de ese estilo tan característico al piano que puede apreciarse en “Take the long way home”, “The logical song” y “Dreamer”. Da la impresión de que más que una técnica se trata de un estilo muy propio.

ROGER: Creo que soy un pianista y teclista muy primitivo. Estuve recibiendo clases de piano durante un par de años cuando era un adolescente, pero no me sirvieron de mucho. Nunca me interesó estudiar música y simplemente tocaba por pura diversión. Conseguí un estilo único que es más rítmico y de percusión que técnico. Supongo que si un pianista clásico me viese tocar el piano diría “Oh, Dios mío, ¿cómo puede tocar así? Si ni siquiera tiene las manos en la posición correcta”… Pero a mí me sirve, y supongo que se trata de un sentimiento rítmico que he ido desarrollando a lo largo de los años. Y así conseguí ese sonido tan peculiar y primitivo al piano de canciones como “Dreamer”.

PREGUNTA: No hay duda de que ese sonido ha dejado una huella imborrable en mucha gente. Por aquel entonces, ¿te diste cuenta de que habías creado un sonido propio para la banda?

ROGER: No, no lo creo… La verdad es que nunca analizaba las cosas sobre la marcha. Creo que empecé a analizar las cosas a medida que me hacía más viejo, pero por entonces no. Simplemente hacía lo que surgiese de forma natural, y aquello surgió de forma natural.

PREGUNTA: Describe tu relación profesional con Rick Davies, el otro compositor de Supertramp… Teníais estilos muy diferentes. ¿Eso era un problema o por el contrario fue algo positivo para el grupo?

ROGER: Esa era la magia o la esencia de Supertramp, esa especie de polaridad entre el yin y el yang que formaban el estilo de Rick y el mío. Rick era cinco años mayor que yo y se había desarrollado musicalmente entre el jazz y el blues, y yo lo hice entre los Beatles y el pop-rock. Pero cuando tocábamos juntos había una empatía increíble entre ambos, sobre todo cuando tocábamos los dos solos. Era algo mágico, especialmente al principio de conocernos, cuando no había demasiada gente a nuestro alrededor. Después, a medida que nos fuimos desarrollando como músicos empezamos a componer por separado, pero tener dentro del grupo esa competición sana entre los dos hizo que cada uno sacase de dentro lo mejor que tenía.

PREGUNTA: ¿Nunca colaborabais al escribir las canciones?

ROGER: Cuando llegaba el momento de hacer los arreglos de las canciones y grabarlas, yo me involucraba más que él. Yo era el principal arreglista del grupo. Por ejemplo, yo componía todas las partes de bajo. Yo era el arreglista y Rick era el de las ideas estrafalarias. Yo veía cada canción en su totalidad, y Rick añadía algunas cosas curiosas que a mí me encantaban. Por ejemplo, en “Dreamer” a él se le ocurrió lo de “Come on a dreamer, and dream along”. El resto de la canción es mío, pero esa pequeña parte la hizo él por mí. O, en “Breakfast in America”, lo de “What you got? Not a lot” también es de Rick. Así que él tenía facilidad para añadir esas pequeñas cosas que mejoraban las canciones. Pero en términos de arreglos yo añadí muchas cosas a sus canciones. Así que entre ambos formábamos un buen matrimonio. Es curioso, rítmicamente, cuando los dos tocábamos juntos conseguíamos crear un ambiente muy eléctrico, así que nuestro reto era encontrar un batería que pudiese adaptarse a él. Y Bob fue lo más parecido que encontramos.

PREGUNTA: ¿Tu forma de tocar el piano influía en el trabajo del batería?

ROGER: Bueno, se supone que tendría que sugerir qué es lo que debería hacer el batería, y lo ideal sería que mi estilo al piano y el sonido de la batería encajasen bien. Pero tienes razón, tal vez hayas visto mi DVD y te hayas dado cuenta del ritmo que llevo con la mano izquierda, que se supone debería ser llevado a cabo por un batería.

PREGUNTA: “Crime of the century” fue un gran paso adelante para Supertramp. Ya sabemos que por entonces no analizabas las cosas pero, ¿tuvisteis la sensación de que la banda por fin se había encontrado a sí misma?

ROGER: Sí, aquella fue una época excitante para todos, porque acabábamos de encontrar a John y a Bob, e incluso Dougie no llevaba demasiado tiempo con nosotros. La compañía de discos había escuchado las maquetas de “Bloody well right” y “School” y dijeron “Aquí hay algo interesante, vamos a darles nuestro apoyo”. Por entonces estaba de moda, Traffic lo había hecho, que los miembros de un grupo conviviesen juntos en una granja durante unos cuantos meses, para estar más unidos y conseguir grabar algo grande, y eso es lo que hicimos. Estuvimos tres o cuatro meses en el campo, al oeste de Inglaterra, viviendo juntos con nuestras mujeres, perros, bebés, etc. Teníamos montado el local de ensayo en el garaje, y de allí surgió “Crime of the century”. Después recreamos en el estudio con Ken Scott todas aquellas maquetas que habíamos preparado en la casa de campo. Fue una época mágica.

PREGUNTA: Da la impresión de que muchos grandes discos surgieron de esa forma, en algún lugar lejos de un estudio en la ciudad. Supongo que tiene mucho que ver con estar apartados y trabajando juntos…

ROGER: Sí, aunque también he escuchado argumentos que dicen todo lo contrario. A veces puede resultar positivo tener que soportar la presión de un reloj que te cronometra desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Pero en aquella época los músicos disponíamos de más tiempo, pues las compañías de discos tenían más paciencia para apoyarte y para invertir en ti. Ahora ya no pueden permitírselo, así que quieren obtener beneficios de una forma mucho más rápida.

PREGUNTA: En aquel álbum teníais dos temas pop muy claros, “Dreamer” y “Bloody well righ”, y el resto del disco era una especie de aventura o exploración en otras áreas. ¿Resultó muy difícil conciliar las influencias pop de los Beatles con esas tendencias exploratorias?

ROGER: No… Supertramp siempre fue con el paso cambiado respecto a las épocas y a las modas. Ya sabes, esa fue nuestra bendición y también nuestra maldición. Nunca mirábamos hacia el mundo y pensábamos “Oh, Dios mío, tenemos que hacer un álbum de música disco” o “Tenemos que grabar lo otro porque es lo que se lleva ahora”. Ibamos a lo nuestro y ni siquiera seguíamos unas líneas maestras dentro de la propia banda. Por ejemplo, interpretar una canción pop como “It’s raining again” nos resultaba igual de divertido que tocar una epopeya como “Fool’s overture” o “Rudy”. Nos gustaba hacer de todo y no nos poníamos ningún límite. Y yo creo que ese era el secreto, pues cuando caes en la tentación de intentar grabar una canción de éxito o un disco que encaje con las modas musicales, y a mí me ha ocurrido eso, estás perdido.

PREGUNTA: ¿Es eso lo que hacen muchos artistas hoy en día?

ROGER: Creo que actualmente muchos músicos sucumben a esa gran presión y quedan atrapados en ese agujero. Pero creo que ese no es un problema actual, sino de siempre.

PREGUNTA: ¿Cuáles fueron tus influencias en cuanto a las letras de tus canciones? ¿Tuvo la literatura algo que ver en ello o simplemente fue una forma general de mirar hacia el mundo?

ROGER: No, fue sobre todo la forma de mirar dentro de mí. En mis canciones es frecuente encontrar varios temas relacionados con la búsqueda espiritual: ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi misión? ¿Cómo puedo encontrar el amor? ¿Qué es el amor? “Hide in your shell” trata sobre alguien que se esconde del mundo porque le parece un lugar demasiado doloroso para vivir en él. Y otras canciones como “Give a little bit” son muy personales, y yo creo que eso es lo que las hace tan personales para mucha gente. Porque mis experiencias no son exclusivamente mías, sino que mucha gente ha experimentado lo mismo que yo expreso en mis canciones. Y creo que muchas personas han encontrado consuelo en ellas, dándose cuenta de que no están solas en el mundo.

PREGUNTA: ¿Todavía te gusta seguir haciendo las cosas así?

ROGER: Bueno, hago las cosas así, no es que me guste hacerlas así (RISAS). Quiero decir que las canciones surgen de dentro de mí, yo nunca he podido sentarme y pensar “A ver, ¿sobre qué tema escribo una canción? Voy a escribir una sobre la situación política actual o sobre lo que sea”. Así no funciona. Las canciones proceden de un lugar mágico, y aparecen cuando yo me quito del medio. Ese es el proceso. No es algo que proceda de la mente. La única forma de escribir canciones que conozco es empezar a tocar un instrumento y dejar que la música se apodere de mí. Esa es la clave, dejar que sea la música fluya a través de mí en vez de intentar forzarla hacia una dirección. Y con las letras pasa lo mismo, empiezo a cantar hasta que al final una frase brota en mi cabeza, y a partir de ahí empiezo a construir el resto de la letra. Después descubro qué es lo que estoy intentando decir a través de la canción, y finalmente termino de escribirla.

PREGUNTA: ¿Fueron los discos posteriores a “Crime of the century” varios pasos de una evolución hacia un sonido más orientado al pop hasta llegar a “Breakfast in America”?

ROGER: Eso suena como si esa fuese tu opinión …

PREGUNTA: No estoy seguro, porque cada uno de ellos discos puede estudiarse por separado y cada uno tiene su propia identidad.

ROGER: Sí, cada uno tiene su propia identidad, la cual estaba muy influenciada por lo que rodeaba a la banda en cada momento. Por ejemplo, en la época de “Crisis? What crisis?” sufrimos una gran presión para publicar rápidamente un disco nuevo tras el éxito de “Crime of the century”. Teníamos una gran colección de canciones para “Crisis? What crisis?”, pero el resultado no fue tan bueno como el esperado, en parte debido a esa situación de estrés por la que estábamos atravesando. Y el título del álbum encajó con todo eso. Surgió de una broma que hizo Rick cuando nos encontrábamos en la sala de espera preparados para entrar en el estudio, y refleja el estrés que estábamos soportando para poder terminar el disco cuanto antes.

PREGUNTA: ¿Y “Even in the quietest moments”?

ROGER: “Even in the quietest moments” refleja mi búsqueda espiritual. Por entonces yo llevaba algún tiempo dedicándome a ella en California, practicando el yoga y la meditación, así que supongo que la atmósfera de ese álbum surgió de todas aquellas experiencias que yo estaba atravesando en mi vida por aquella época. Y “Breakfast in America” volvió a ser una colección de canciones. Yo siempre he tenido, y sigo teniendo, sesenta o setenta canciones inéditas. A Rick no le sucedía lo mismo, así que cuando llegaba el momento de preparar un álbum, yo tenía que elegir entre todas mis canciones las que mejor encajasen con las que él tenía preparadas. Por ejemplo, “Fool’s overture” nunca podría haber encajado en “Breakfast in America”, o “School” no podría haber encajado en “Crisis? What crisis?”. Es impresionante ver cómo cada disco tiene sus propias vibraciones.

PREGUNTA: ¿Rick y tú seguís hablando?

ROGER: Sí, últimamente hemos hablado.

PREGUNTA: ¿Llegará algún día en el que podáis volver a uniros para grabar un disco?

ROGER: No lo sé, últimamente no hemos hablado sobre ese tema… Yo estoy abierto a ello, nunca diré “nunca jamás”. Es algo que depende de muchas cosas, pero sobre todo depende de él. Hace unos años le pregunté si estaba interesado y me dijo que no. Así que ya veremos qué nos depara el futuro.

PREGUNTA: Por lo que respecta a tu carrera en solitario, ¿tienes alguna idea sobre tu futuro más inmediato?

ROGER: Sí, de momento voy a seguir haciendo lo mismo que estoy haciendo ahora. Se ha corrido la voz de que he vuelto a los escenarios, estoy dando grandes conciertos, me encuentro en buena forma y la gente está disfrutando. Así que todos los días estamos recibiendo ofertas para actuar en alguna ciudad, es maravilloso. Me lo estoy pasando muy bien dando conciertos, y aunque es probable que en el futuro grabe un nuevo álbum, por ahora no ha llegado ese momento. Acabamos de publicar el DVD y eso también ayudará a que la gente vuelva a acordarse de mí porque he estado mucho tiempo desaparecido. Mucha gente no asocia esas canciones conmigo, así que necesito darme a conocer un poco. Y después podré empezar a publicar nueva música, pero tengo que ir paso a paso.

PREGUNTA: ¿Ayudó tu actuación en el concierto por la Princesa Diana a que el público volviese a tenerte presente?

ROGER: No lo sé, supongo que sí. Fue algo diferente, pero repito una vez más que sólo analizo lo que está pasando a mi alrededor cuando me preguntan este tipo de cosas en las entrevistas. Durante mi actuación en ese concierto comprobé que disfruto con lo que hago. Eramos sólo mi música y yo, desnudos sobre un escenario, y te aseguro que no fue la situación más agradable la de cantar ante ochenta mil personas con una voz que ese día no se encontraba en su mejor momento. Y lo saqué adelante, consiguiendo que todo el mundo se pusiera de pie y cantase “Give a little bit” conmigo. Pero hay algo en ese tipo de actos, la parafernalia de esas producciones, que para mí está de más. Yo sólo necesito conectar mi corazón con el corazón de los espectadores, y todo lo demás sobra. Lo más hermoso de lo que yo hago es que sólo somos un hombre y su música, desnudos frente al público.