Ingo Weiss asistió al concierto de Roger Hodgson en Stuttgart y escribió la siguiente crónica para el diario alemán "Esslinger Zeitung".

¿Roger qué? Mucha gente no conoce su nombre, pero millones de personas conocen su música, como se pudo comprobar con las primeras notas del clásico ‘Take the long way home’ que abrió su concierto en Stuttgart. Roger Hodgson, cofundador y antigua voz de la legendaria banda británica de rock progresivo Supertramp, es el dueño de esa voz casi angelical, de ese pelo largo y de ese inconfundible sonido del piano Wurlitzer.

Pocas voces en el mundo del pop son tan fácilmente reconocibles como la de este británico nacido en Portsmouth. Se trata de uno de los autores de canciones con más talento de nuestra época. Exitos como ‘The logical song’, ‘Dreamer’, ‘Give a little bit’ y muchos otros fueron compuestos por él. Y también la hermosa balada ‘Lovers in the wind’, publicada en 1984 dentro de su primer álbum en solitario, ‘In the eye of the storm’, el mejor de sus trabajos como solista.

La admiración (casi adoración) de sus fans hacia el cantante es enorme teniendo en cuenta que su carrera en solitario ha tenido un éxito moderado y siempre se ha acompañado de la coletilla ‘La legendaria voz de Supertramp’. El concierto que el ligeramente canoso Hodgson ofreció en Stuttgart fue maravilloso, y el músico fue aclamado desde que hizo acto de presencia sobre el escenario.

Siempre había un aplauso preparado esperando que sonaran las primeras notas de cada canción. Muchos fans cantaron o silbaron con precisión alemana, como ocurrió en ‘Easy does it’, para delicia de un Hodgson que está a punto de cumplir 61 años. Este viejo ‘hippie’ ofrece unas sonrisas muy cercanas que ayudan a que los fans puedan expresar sus sentimientos más profundos. Hace mucho tiempo que pasó la época de Supertramp, pero todavía tenemos a este inglés que dejó el grupo en 1983 y ahora vive en California.

Hodgson le ofreció a su público una fantástica actuación acústica. Su gran espectáculo está muy bien construido y no contiene momentos superfluos, como ocurrió con el concierto que dio Supertramp en el Schleyerhalle el pasado mes de Octubre. A solas con su colega, el virtuoso multi-instrumentista canadiense Aaron MacDonald (teclados, voz, saxofón, armónica y flauta, nada menos), Hodgson produce una variedad de ricos sonidos y un poderoso encanto a través de un montón de canciones sensibles y delicadas.

Pero precisamente por lo minimalista de la instrumentación, Hodgson y MacDonald consiguen reproducir la esencia de las canciones de una forma brillante. Incluso así, todos esos temas poéticos y reconfortantes suenan con cambios de ritmo y ‘stacattos’ de piano que contienen un sentimiento perfecto. La voz aguda de Hodgson suena fuerte y clara, alcanzando todas las notas. Es como si el tiempo no pasase por él.

A pesar de sus grandes versiones de ‘Hide in your shell’ y ‘Breakfast in America’, el mejor momento de la cooperación de ambos músicos fue, sin dida, ‘Fool’s overture’, con su larga parte instrumental de varios minutos y el sonido de las campanas. Como última canción del repertorio básico, supone una pequeña revelación para los recuerdos de muchos fans y la prueba de que Hodgson era el corazón y el alma de Supertramp.

Hodgson no ha perdido un ápice de su carisma con el paso de los años. El alegre y simpático cantante anunció muchas de sus canciones atemporales relatando anécdotas de su adolescencia, así como las historias que hay detrás de los temas que ha compuesto desde 1984.

Es impresionante comprobar cómo es capaz Hodgson de crear una atmósfera tan íntima. Una y otra vez hizo grandes interpretaciones, como la de la balada ‘folk’ ‘Along came Mary’, de su último álbum (‘Open the door’, 2000), o la de la todavía inédita ‘The awakening’, una canción que habla sobre la capacidad de perdonarse a uno mismo.

Las dos horas del concierto se pasaron volando. Hubo tres bises: ‘Two of us’, la colosal ‘School’ y la pegadiza ‘It’s raining again’. Los asistentes abandonaron la sala con una sonrisa, siendo conscientes de que en cierto modo habían presenciado una actuación de Supertramp, o algo incluso todavía mejor.