Reportaje de Corey Larocque sobre el concierto ofrecido por Roger Hodgson en la fiesta de Nochevieja de 2008, publicado en el diario canadiense "The Niagara Falls Review".

Veinte mil personas con ganas de divertirse llenaron el Queen Victoria Park de Niagara Falls el pasado miércoles durante el tradicional concierto al aire libre de Nochevieja. El público fue menos numeroso que en ediciones anteriores por culpa del intenso frío, pero los que estuvieron allí bailaron y cantaron las canciones de Justin Hines, Kim Mitchell y Roger Hodgson.

Roger Hodgson, el antiguo líder de Supertramp, fue la principal atracción de la noche, y calentó a la gente tocando los éxitos que publicó su banda en los años 70 y 80. Interpretó temas como ‘Dreamer’, ‘It’s raining agian’ y ‘Take the long way home’, ganándose el agradecimiento de los asistentes. El público no dejó de bailar y cantar con Hodgson mientras él repasaba el repertorio que hizo popular varias décadas atrás.

“Es estupendo estar aquí. Esta es una parte del mundo muy hermosa”, dijo Hodgson al público de Niagara. Sin embargo, el frío le originó algunos problemas a este residente en California, sobre todo en una canción en la que tenía que silbar. “Mis labios se han quedado pegados. No puedo silbar”, dijo Hodgson, que llevaba un jersey de punto blanco, una bufanda, un abrigo y lo que parecía ser un gorro de lana marrón.

Hodgson contó que le encantaba tocar en Canadá porque este país fue uno de los primeros en descubrir a Supertramp en los 70, ayudándoles a triunfar en todo el mundo. “Amo a los canadienses, de verdad”. Un poco más tarde no sentiría tanto amor por los efectos que el invierno canadiense originó sobre su teclado electrónico, dejándolo temporalmente helado. “Mi teclado se ha declarado en huelga. No funciona”, bromeó.

Mantenerse en calor fue el mayor reto de los miembros de la audiencia, y la mayoría iban preparados para ello. Los forros polares y las chaquetas de esquiador estaban a la orden del día, incluso aunque este concierto de Nochevieja suela asociarse con esmóquines y vestidos de gala. Los termos y las tazas de café también fueron muy populares entre el público.

Hodgson dijo que el frío fue para él lo peor de la actuación. Entre canciones, se frotaba una mano contra la otra o acercaba ambas a alguna de las estufas de propano que había sobre el escenario. “Al menos no llovió ni nevó”, dijo Hodgson a la salida de su camerino mientras se dirigía a un autobús que le llevaría hasta su hotel. “El público ha estado genial. Los canadienses sois unos auténticos valientes, y estáis acostumbrados a este tipo de cosas”.