Crónica aparecida en el diario brasileño "O Día" sobre el concierto ofrecido por Roger Hodgson en Rio de Janeiro durante su gira 2008.

Un espectáculo musical es bueno cuando el artista consigue conquistar la grada. Un espectáculo musical es excepcional cuando la grada consigue conquistar al artista. Eso fue lo que ocurrió la noche de este viernes en el escenario de Vivo Rio gracias a Roger Hodgson, ex-líder de Supertramp, banda de gran éxito a finales de los años 70 y principios de los 80.

El inglés, responsable de temas legendarios como ‘The logical song’, ‘Dreamer’ e ‘It’s raining again’, comenzó el concierto con ‘Take the long way home’, otro gran éxito, perfecto para dejar a todo el mundo a sus pies y recibir una ruidosa ovación del público. Por si esto fuese poco, Roger cogió un montón de hojas de papel e intentó dirigirse al público en portugués, siendo perfectamente entendible algunas veces y dejando a todos con cara de extrañeza en otras. Después interpretó ‘Give a little bit’ y ya no hubo ninguna duda de que la noche era suya.

Las conversaciones entre el público antes del concierto hablaban del desconocimiento de los jóvenes respecto a las canciones de Supertramp, pero en realidad no había motivo para preocuparse. La mayor parte de la audiencia estaba formada por cuarentones que se mezclaban entre la gente joven y algunos más viejos. El cantante se sorprendió de la gran acogida de la grada y no dejó de sonreír antes quienes hacían sus propias grabaciones piratas, comentando con los demás miembros de la banda que todo aquello era “muy legal”.

Por cierto, la banda que acompaña a Roger Hodgson en su gira brasileña es un caso aparte. Normalmente el músico se presenta a solas o acompañado por un saxofonista, pero para la gira brasileña ha reclutado algunos músicos y ha acertado. Aaron McDonald (saxo, gaita, piano y voz), Jesse Siebenberg (bajo y voz) y Bryan Head (batería) tocaban juntos por segunda vez (la primera había sido el día anterior en Brasilia) y estuvieron perfectos.

Cabe destacar la actuación de Bryan, que estuvo soberbio dando una gran solidez a cada canción. Hubo quien dijo que si cerraba los ojos le parecía estar escuchando un disco de Supertramp, pero era preferible abrirlos y disfrutar del concierto lleno de simpatía y alegría que ofreció Roger.

Los arreglos y la selección de canciones, que incluyó prácticamente todos los éxitos compuestos por Roger y algunas de las más bellas composiciones de su carrera en solitario, ganaron con la nueva banda. Parece que la ausencia de Rick Davies (fundador de Supertramp) y de los otros miembros de la banda dieron más libertad a la actuación y, a pesar de contar con un saxo, libraron de la obligación de incluir un solo de dicho instrumento en todas las canciones.

Tras casi dos horas de actuación, Roger y su banda abandonaron el escenario para regresar con un bis que comenzó con ‘School’ (canción que había sido pedida por la grada) y acabó con ‘It’s raining again’, transformando el recinto en un gran salón de fiestas donde todos se pusieron de pie, se subieron a las sillas, bailaron y cantaron. Todo el mundo se marchó de allí con una sonrisa imborrable en la cara, incluidos los músicos.