Crónica de Rafa Gallego sobre el concierto ofrecido por Roger Hodgson en el festival madrileño "Noches del Botánico", publicada en el diario digital español "OK Diario".

El ciclo anual de las ‘Noches del Botánico’ se está convirtiendo en un hogar recurrente para los seguidores del rock sinfónico gracias a los veteranos nombres que vienen siendo programados de un tiempo a esta parte. Roger Hodgson tomó el relevo en la noche del martes del célebre guitarrista de Genesis, Steve Hackett, quien dejó su sello hace apenas dos semanas, un año después de que otras leyendas de la escena progresiva como Alan Parsons o Marillion brillasen en el mismo escenario que, además, goza de un fantástico sonido.

Quien fuera una de las dos mentes pensantes de Supertramp en su época de esplendor, los años 70, volvió a demostrar en Madrid (una de sus seis paradas españolas este verano) que pese a que Rick Davies se quedó con el nombre del grupo tras la escisión, es Hodgson quien encarna la mayor parte de la esencia melódica del grupo.

Acompañado de una banda que aporta profesionalidad y una enorme solvencia técnica, Roger Hodgson sabe que la mayor parte de su público acude a sus conciertos para escuchar los más celebrados himnos de Supertramp: así lo reconoció, “the old songs”, presentando una de las canciones de su posterior carrera en solitario. Tiró un poco más de su propio repertorio con respecto a anteriores conciertos, dejándose por el camino alguna pieza de Supertramp de las que venía interpretando recientemente.

Arranca el show con ‘Take the long way home’ y cierra con ‘It’s raining again’, con la celebérrima ‘The logical song’ en el ecuador. Así articula Hodgson su puesta en escena, calculando los tiempos para que no pase demasiado tiempo sin que ningún presente escuche una de esas canciones redondas que cualquier persona que de vez en cuando sintonice alguna FM se conozca prácticamente de memoria incluso sin quererlo. ‘Dreamer’ afianzó el mensaje cerca del final como ‘School’ lo había hecho al principio. Con 18 temas, el de Madrid ha sido por número uno de los conciertos más largos del año ofrecidos por el artista natural de Portsmouth.

Es Roger Hodgson, principalmente, un arquitecto de canciones agradablemente pop pero con una sensibilidad que bebe directamente de la escena sinfónica que dominaba el Reino Unido a principios de los años 70. Junto a su contrapunto (vocal y personal) Rick Davies construyó una poliédrica máquina de componer música con mayúsculas, más progresiva por actitud que por resultado real (si bien la celebrada ‘Fool’s overture’ fue su más directa aproximación, siendo la canción que cerró el recital antes de los bises) durante su época de máximo esplendor creativo.

Decíamos que Hodgson es plenamente consciente de que la mayor parte de su público acude a escuchar a Supertramp, y ofrece un show en consecuencia. Sin embargo, cosas de los egos de los artistas, los mismos que le han impedido a él y a Davies regresar con éxito a un estudio, es capaz de completar las dos horas de un fantástico concierto sin mencionar el nombre de un grupo que él convirtió en leyenda.