Brian McElhiney, del diario local "The Daily Gazette", estuvo en el concierto ofrecido por Roger Hodgson y su banda en la localidad neoyorquina de Albany durante la gira "Breakfast in America".


La noche de este martes Roger Hodgson guió a los espectadores que casi llenaban el teatro The Egg’s Hart a través de un viaje musical por sus recuerdos mientras les hacía recorrer una serie de curvas que evitaron el aburrimiento típico de cualquier espectáculo repleto de nostalgia.

El antiguo líder y compositor de Supertramp repasó, por supuesto, todos sus viejos éxitos, como ‘Take the long way home’, ‘The Logical song’, ‘Dreamer’ y ‘Breakfast in America’, tema que le da nombre a su gira estadounidense. Acompañado por una potente banda de cuatro músicos, Hodgson demostró que los años que han pasado desde la época dorada de Supertramp en los 70 y los 80 le han tratado bien. Su voz juvenil todavía es capaz de agujerear la estratosfera, y sus interpretaciones a los teclados, el piano y la guitarra fueron soberbias.

Pero la revelación fue el material que intercaló entre esos éxitos, incluyendo varias canciones de sus tres infravalorados discos en solitario y otros temas menos conocidos del catálogo de Supertramp, lo cual ha representado la consistencia de la música de Hodgson a lo largo de los años.

Hodgson tomó el escenario poco después de las 8 entre los compases de la mencionada ‘Take the long way home’, que giró en torno a su nítida interpretación de teclado y a la armónica y el saxofón de su veterano colega de banda Aaron MacDonald. Después Hodgson se dirigió al público brevemente, abroncando cariñosamente a los pocos rezagados que todavía estaban buscando su asiento. “¡Os habéis perdido la mejor canción!”, les dijo.

La puesta en escena fue discreta y relajada, con siete grandes plantas dispuestas sobre el escenario para dar algo de ambiente. Muchas de las canciones también reflejaron la naturaleza tranquila de Hodgson, como sus dos composiciones en solitario ‘In jeopardy’ y ‘Lovers in the wind’, que sonaron al principio de la actuación. Sin embargo, eso no significa que la banda no tuviese gran relevancia, especialmente más adelante, con los ya mencionados grandes éxitos y con el ritmo de la irónica ‘Rosie had everything planned’ a mitad de concierto.

Los mejores momentos tuvieron lugar con ‘Easy does it’, interpretada a solas por Hodgson y su guitarra acústica con la ayuda de los silbidos de numerosos miembros del público, y con ‘Sister Moonshine’, que la siguió de inmediato y finalmente desembocó en un frenético clímax en el que destacó la percusión.

Hodgson le dedicó ‘Breakfast in America’ a una mujer entre el público que se encontraba celebrando su 80º cumpleaños, y la encantadora balada ‘Lord is it mine’ también tuvo una dedicatoria similar para otros espectadores que habían dejado sus mensajes en el libro de visitas de la página web de Hodgson.

No todo fue tan romántico. La larga y extenuante ‘Death and a zoo’, que es un alegato a favor de los derechos de los animales, se desarrolló entre sonidos grabados de fieras salvajes y nuevamente tuvo un punto culminante de percusión que fue algo menos brillante que el anterior, aunque la canción tuvo un gran recibimiento.

Pero Hodgson pronto volvió al camino esperado con una nueva batería de temas de Supertramp, entre los que se encontraban ‘If everyone was listening’, ‘Child of vision’ y una enérgica versión de ‘Dreamer’ en la que otra vez destacó el talento de MacDonald, en esta ocasión haciendo los coros que originalmente cantaba el cofundador de Supertramp Rick Davies.

Tras la impresionante ovación a ‘Dreamer’ llegó el turno de ‘Fool’s overture’, una epopeya instrumental que sirvió para cerrar el concierto antes de dar paso a los bises y que permitió a la banda lucirse nuevamente mientras el público daba rugidos de aprobación.