Crónica de Thom Jennings sobre el concierto de la banda de Roger Hodgson en el Artpark de Lewiston, publicado en el diario estadounidense "Niagara Gazette".


Roger Hodgson se apresuró a señalar que Búfalo fue uno de los mejores sitios para Supertramp en los comienzos de la banda. Unos 40 años después, parece que esta zona sigue repleta de auténticos fans, a juzgar por el entusiasmo que mostró el público del Artpark cada vez que Hodgson interpretaba una canción del legado del grupo, ya fuese un tema denso como ‘Child of vision’ o un éxito como ‘Dreamer’.

Hace ya casi 30 años que Hodgson dejó de tocar con Supertramp, y aunque la banda siguió adelante sin él, está claro que aún puede reivindicar lo mejor del catálogo del grupo. Es más, mientras algunos antiguos cantantes de bandas famosas parecen querer rodearse de músicos que no les quiten un ápice de la atención del público, Hodgson cuenta con una banda de acompañamiento impresionante. En algunos aspectos, son incluso mejores que sus antiguos colegas en Supertramp.

Hodgson salió a escena sobre las 8 de la tarde para ofrecer un concierto que duró algo menos de dos horas. El escenario estaba adornado con enormes plantas de interior que parecieron agitarse al ritmo de la música a lo largo de toda la noche. La actuación comenzó con ‘Take the long way home’, un tema que por su título podría ser el último de todos pero que sirvió para que el público empezase a entrar en calor dentro de lo que sería una espectacular noche de música bajo las estrellas.

La presencia de Hodgson sobre el escenario no se parecía a nada de lo que yo había visto hasta entonces. Sus ademanes son tranquilos, lo cual contrasta fuertemente con la locura que se apodera de sus fans cuando bailan y cantan cada estrofa de los clásicos de Supertramp. Hubo momentos en los que el público se volvió tan ruidoso que llegaba a ahogar las palabras de Hodgson intentando presentar la siguiente canción. Los mayores gritos llegaron después de ‘The logical song’ y ‘Dreamer’.

Aunque fue estupendo escuchar algunos grandes éxitos, Hodgson también excavó hondo en el catálogo de Supertramp e interpretó algunas verdaderas joyas como ‘If everyone was listening’ y ‘Hide in your shell’, ambas del álbum ‘Crime of the century’. El repertorio también contó con unas cuantas grandes canciones de su carrera en solitario, como ‘Lovers in the wind’ y ‘Death and a zoo’, un tema que captó la atención de todo el recinto por su intensidad.

Como ya he mencionado, la banda de Hodgson estuvo simplemente espectacular. Interpretaron un material complejo consiguiendo que pareciera algo sencillo. En la parte derecha del escenario se encontraba Aaron MacDonald, cuyo principal cometido era tocar el saxofón, pero que también logro cubrir todos los huecos utilizando una gran variedad de instrumentos de percusión y otros artilugios de aspecto extraño.

Para mí, el mejor momento de la noche fue el cierre del concierto con ‘Fool’s overture’, uno de los mejores ejemplos de rock progresivo. La versión de la banda fue mágica, y me sorprendió muy gratamente que interpretaran la canción. Luego hubo dos bises, ‘Give a Little bit’ e ‘It’s raining again’. Mientras Hodgson acometía el segundo de ellos, no pude evitar pensar en lo irónico del mismo ya que, según el dicho, los martes nunca llueve en el Artpark.