Norbert Faulhaber, del periódico regional "Suedkurier", asistió al concierto de la banda de Roger Hodgson en la localidad germana de Tuttlingen.


Siempre ha habido bandas de rock que estaban lideradas por un único músico que, después de separase, ha seguido automáticamente la gloriosa tradición de la banda original. Mark Knopfler, por ejemplo, no suena muy diferente a como lo hacía con su antiguo grupo cuando interpreta hoy en día los viejos éxitos de Dire Straits.

Pero lo cierto es que ese fenómeno no es el caso de Supertramp, la banda británica de rock progresivo que fue tremendamente popular a finales de los años 70 y comienzos de los 80. Eran tanto el guitarrista y teclista Roger Hodgson como el pianista Rick Davies los que proporcionaban las composiciones al grupo, compartiendo fraternalmente las tareas vocales (aunque no a partes iguales, pues Hodgson cantaba la mayoría de las canciones famosas).

En 1983, Hodgson dejó la banda y emprendió una carrera en solitario que ha tenido algunos parones, mientras que sus ex compañeros se unieron a otros músicos y todavía siguen utilizando el nombre del grupo. Hodgson, de 62 años, ha actuado en las ruinas del castillo de Honburg, cerca de Tuttlingen, y lo más asombroso ha sido comprobar lo que se parece un concierto con su banda de acompañamiento a un concierto de Supertramp en su mejor época.

Durante su actuación, Hodgson dejó claro que una vez fue el corazón y el alma del famoso grupo. Si se toma como referencia el álbum doble en directo ‘Paris’, grabado en 1979 durante la gira promocional del álbum ‘Breakfast in America’, se puede comprobar que las versiones actuales de canciones como ‘School’, ‘The logical song’, ‘Breakfast in America’  o ‘Fools overture’ no han perdido un ápice de la calidad que tenían entonces.

Más bien todo lo contrario: jamás sonó tan clara la voz de Hodgson ni él mostró un entusiasmo mayor a la hora de cantar. Por supuesto, su voz se ha vuelto un poco más grave, pero todavía consigue alcanzar las notas más altas sin gran esfuerzo, como pudo apreciarse, por ejemplo, con ‘Dreamer’, tema del álbum ‘Crime of the century’ que le sirvió a la banda para dar el salto a la fama en 1974.

El simpático inglés abrió su concierto con la vigorosa ‘Take the long way home’ y lo terminó con el clásico de diez minutos ‘Fool’s overture’, antes de volver a salir para los bises. Sobre el escenario dio la impresión de que se trataba de un ser humano que se encuentra en completa armonía consigo mismo y que ya no necesita demostrar nada a nadie.

Hace un par de años se vio envuelto en una ácida guerra mediática con su ex colega Rick Davies porque éste había incluido las canciones de Hodgson al repertorio para la gira mundial del grupo. Actualmente parece que Hodgson está por encima de esas cosas. Y puede hacerlo, porque a pesar de que le dejara el nombre de la banda a sus ex compañeros, él sigue fielmente la tradición musical del grupo. Aunque no interpreta las canciones de Davies en sus conciertos, todos los fans de la época dorada emplean bien su dinero cuando asisten a uno de ellos.

Sinceramente, ¿quién echa de menos canciones como “Ain’t nobody but me” o “You started laughing”? La única canción de Davies que tal vez a algunos asistentes al concierto en el castillo de Honberg les gustaría haber oído es “Bloody well right”. Pero así es la vida: casi nunca puedes tener todo lo que quieres…