Reseña del concierto de Roger Hodgson y su banda en Lima, escrita por Mike Mantilla y publicada en el portal de noticias peruano "Terra".


El ex vocalista de Supertramp tuvo un regreso triunfal a Lima al lograr revivir el espíritu de la música de los 70 y los 80 a las cerca de tres mil personas que se dieron cita en el Centro de Convenciones del Hotel María Angola de Miraflores.

Al igual que en su primera visita en Febrero de 2009, cuando se presentó en el estadio Monumental de Ate, anoche se podía sentir una gran expectativa en las afueras del recinto miraflorino. Una vez en el interior, el público, en su mayoría por arriba de los 40 años, aguardaba con impaciencia la aparición en escena del veterano músico junto a su banda.

Cuando bordeaban las 9 y 30, y vestido de forma bastante sencilla con una camisa blanca, pantalón negro y chaleco, Hodgson arrancó su espectáculo con los clásicos ‘Take the long way home’ y la coreada ‘School’, temas que desataron sonoras ovaciones y palmas que no cesaron a lo largo de las casi dos horas que duró su show. La bien cuidada voz de Hodgson, pese a sus 62 años a cuestas, sorprendió gratamente a la audiencia.

De ahí en adelante, la atmósfera fue invadida por las magistrales notas de los clásicos de su banda madre Supertramp, unas más conocidas que otras. ‘Lovers in the wind’ arrancó suspiros, ‘Hide in your shell’ sirvió para transportar a la multitud por un viaje cósmico que parecía no tener fin, y finalmente ‘Easy does it’, que vino empalmada con ‘Sister Moonshine’.

En la mitad del show, la algarabía llegó a su cúspide cuando se escucharon los hits de toda la vida ‘Breakfast in America’, ‘The logical song’ y ‘Child of vision’, que motivaron al respetable a pararse de sus asientos y gritar a todo pulmón el típico cántico: “¡olé, olé, Roger, Roger!”. Como buen inglés, Hodgson recibió los halagos con tranquilidad pero con una simpatía y carisma que se dejaron sentir durante todo el recital.

Mención aparte merece la bien afinada y curtida banda que acompaña a Roger en su periplo por este rincón del planeta. Destacó, sobre todo, el canadiense Aaron MacDonald, quien además de brillar al mando del saxo y los teclados, supo tomar el lugar de la otra voz cantante de Supertramp, el barbudo Rick Davies.

En un pasaje del espectáculo, Hodgson devolvió el cariño limeño con un estreno en vivo de su tema ‘Death and a zoo’, notable pieza de su álbum solista ‘Open the door’, del año 2000, que hizo recordar ese sonido progresivo lleno de efectos alucinantes y rigurosamente elaborados que su banda original derramó durante sus años sinfónicos.

Como fin de fiesta, y luego de escuchar ‘Even in the quietest moments’ y ‘Don´t leave me now’, el público vibró con las contagiosas notas de ‘Dreamer’, la bella arquitectura musical de ‘Fool’s  overture’ (en nuestra opinión, la mejor tocada de la noche) y dos canciones que significaron el broche de oro y la mejor despedida que un grande del rock de todas las épocas pudo darle a nuestra capital: ‘Give a little bit’ e ‘It’s a raining again’.

Apagados los instrumentos y aún con el delirio instalado en el entorno, Hodgson se dio tiempo para extender la mano a algunos de sus emocionados fans, no sin antes alabar la pasión con la que el respetable se entregó en esta mágica noche.

A diferencia de su anterior presentación, esta vez se sintió un mayor acercamiento del público hacia el artista. El tamaño del recinto puede haber contribuido con darle esa intimidad al concierto, sin embargo, el carisma de Roger, su talento, experiencia y sobre todo la magia de sus himnos hicieron de esta jornada algo inolvidable.