Reportaje de Paul Lester publicado en la revista musical británica "Prog Rock" con motivo de la inminente gira de Roger Hodgson por el Reino Unido.

Cuando Supertramp actuó en el O2 Arena en Octubre de 2010, hubo un miembro del grupo que brilló por su ausencia: Roger Hodgson. Teniendo en cuenta que su voz y las canciones que compuso para la banda (‘Dreamer’, ‘Give a little bit’, ‘The logical song’, ‘Breakfast in America’, ‘Take the long way home’ e ‘It’s raining again’) son las que hicieron especial a Supertramp, para muchos fue algo así como ver a los Beatles sin John Lennon o Paul McCartney.

Es cierto que estuvo presente, y a un buen nivel, el otro compositor de la banda, Rick Davies (el George Harrison del grupo, responsable de clásicos como ‘Bloody well right’, ‘Goodbye stranger’ y ‘Gone Hollywood’), y también se encontraban allí los ‘Ringos’ gemelos de Supertramp, John Helliwell y Bob Siebenberg, al saxofón y la batería respectivamente. Pero se echó de menos a su líder y su fuerza creativa. Incluso aunque muchas de sus canciones fuesen interpretadas, lo cual no hace muy feliz a Hodgson.

¿Por qué? Porque el acuerdo al que llegaron Hodgson y Davies en 1983 después de la publicación del álbum ‘Famous last words’, cuando el primero de ellos decidió abandonar Supertramp, decía que Davies se quedaría con el nombre del grupo mientras que Hodgson conservaría las canciones que compuso con la banda para su carrera en solitario. Se decretó que en la versión de Supertramp liderada por Davies las canciones de Hodgson estarían prohibidas.

Se trataba de un acuerdo verbal, del que aparentemente fueron testigos los demás miembros de Supertramp, y Davies lo cumplió durante los siguientes cinco años. Pero desde finales de los 80 ha salido ocasionalmente de gira bajo la apariencia de Supertramp y utilizando un buen número de canciones de Hodgson en los conciertos.

Cuando le preguntamos a Hodgson, que en el momento de hacer esta entrevista se encontraba de gira por Estados Unidos con una banda de acompañamiento, si le resultó difícil ver a Supertramp (cuyo éxito estratosférico, incluyendo los 20 millones de discos que vendió el álbum ‘Breakfast in America’, se debe a él en gran parte) seguir adelante sin él tras su marcha, nos responde lo siguiente:

“Bueno, al principio no fue difícil porque Rick cumplió su parte del trato, que decía que Supertramp se convertiría en un vehículo para él y su música mientras que yo empezaría una carrera con mis canciones y mi voz. Esa es la única razón por la que yo accedí a entregarle el nombre del grupo. Lo difícil llegó cuando él rompió ese pacto y empezó a interpretar mis canciones cinco años después. Eso me dolió mucho, y me sentí traicionado”.

Ha sido esa traición, según explica Hodgson, lo que se ha interpuesto en el camino para una reunión con Davies a lo largo de los años. “Si él no hubiera hecho eso”, dice Hodgson, “es muy probable que ambos hubiéramos vuelto a trabajar juntos en algún momento”. ¿Han estado en contacto? “Muchas veces me he puesto en contacto con él y, a pesar de lo que ocurrió, hemos hablado de la posibilidad de trabajar juntos, pero parece que las cosas han ido de mal en peor”.

El concierto en el O2 Arena fue, para Hodgson, la gota que colmó el vaso. “Rick anunció toda su gira con mis canciones e interpretó siete de ellas, lo que fue algo así como decirme ‘Jódete, Roger. Voy a hacer lo que me dé la gana’. Y eso no me ha sentado nada bien”.

¿Cuál ha sido la respuesta de Davies durante las ocasiones en que Hodgson ha abordado ese tema con él? “Se siente muy avergonzado y dice que sufrió mucha presión por parte de todo el mundo para que interpretara esas canciones. Y yo puedo entender esa presión, porque mis canciones y yo fuimos una gran parte de Supertramp”.

Hodgson, fan de los Beatles, admite que él y Davies, fanático del ‘blues’, tenían una relación incendiaria y que la mejor química entre ambos se produjo cuando se conocieron durante una audición para formar Supertramp en 1969. El primero de ellos era un estudiante de 19 años recién salido de la educación privada, y el segundo era menos joven y procedía de la clase obrera.

Sin embargo, según Hodgson, había ciertas similitudes entre los dos. “Ambos éramos unos solitarios”, asegura Hodgson. “Al principio estábamos muy unidos, pero a medida que pasaba el tiempo nos fuimos separando”. En cierto modo, fueron las canciones de Supertramp lo que les hizo apartarse el uno del otro. Las canciones y sus diferentes actitudes respecto al éxito y al esfuerzo necesario para mantenerlo.

“Eramos como Lennon y McCartney en cuanto a que componíamos las canciones por separado, aunque firmásemos todas como Hodgson/Davies. Lo cual no fue una decisión muy inteligente por mi parte, ya que la mayoría de los éxitos eran canciones mías”, dice Hodgson, que ya había acumulado unas 30 ó 35 canciones durante su adolescencia en su casa familiar de Oxford.

Los dos primeros álbumes de Supertramp, el disco homónimo de 1970 e ‘Indelibly stamped’ de 1971, fueron un fracaso a nivel comercial, así que no originaron grandes problemas entre ellos. Pero cuando llegó la hora de dar un paso adelante con ‘Crime of the century’, en 1974, probablemente empezó a ser incómodo el hecho de que Hodgson llevase más peso sobre sus hombros que los demás.

“Yo podía ver el potencial de la banda”, dice Hodgson mientras añade que encontró un aliado en el ingeniero de sonido y sexto miembro no oficial de Supertramp, Russel Pope. “Al igual que a mí, a Russel le impactaron los Beatles y se dio cuenta de cómo habían cambiado nuestras vidas y habían ayudado a cambiar el mundo. Ambos estábamos interesados en ver si Supertramp podía hacer lo mismo”.

“Russel y yo éramos tenaces y teníamos una pasión similar. No estábamos en la banda sólo para alcanzar el éxito y ganar dinero. Queríamos hacer una contribución y conseguir algo realmente especial. Creo que yo era el motor principal de la banda, y Russel era mi hábil colaborador. Eramos implacables con todo, y no dejábamos algo hasta que conseguíamos llegar todo lo lejos que podíamos, ya fuera en el estudio o sobre el escenario”.

Hodgson siempre se ha sentido apartado del resto de miembros de Supertramp. Tanto durante su primer éxito con ‘Crime of the century’ (y el siguiente álbum, menos triunfal, ‘Crisis? What crisis?’, de 1975), como en medio de su conquista de los Estados Unidos con ‘Even in the quietest moments’, de 1977, y tras el gigantesco bombazo comercial de 1979 con ‘Breakfast in America’, él se sentía “solo y alienado”.

El fue el único miembro del grupo que se hizo vegetariano, a la edad de 21 años (“y el resto de la banda pensó que me había vuelto loco”), y el único que comenzó a llevar una vida más espiritual después de que Supertramp se instalase en Estados Unidos para grabar ‘Even in the quietest moments’ y ‘Breakfast in America’.

“Yo era el único que tenía interés en los temas espirituales”, afirma. “Incluso cuando escribía canciones relacionadas con mi búsqueda espiritual, como ‘Babaji’, ningún miembro de la banda me preguntaba sobre qué trataban, así que en ese sentido me encontraba totalmente solo”.

También era el único que se sentía como en casa viviendo en la Costa Oeste americana (además de, por supuesto, el batería californiano amante del ‘surf’ Bob Siebenberg). “Creía que me había muerto y me encontraba en el paraíso”, recuerda. “Había tiendas de comida saludable por todas partes, había muchas facilidades para practicar el yoga, había clases de meditación…Encontré todo lo que había estado buscando. También fue una forma de liberarme de mis raíces inglesas. Necesitaba redefinirme a mí mismo, y aquello fue como un soplo de aire fresco”.

Hodgson considera que siempre ha ido “con el paso cambiado respecto a cada época”, y aunque rechaza la idea de verse a sí mismo como un ‘hippie’ recalcitrante, admite que “el final de los 60 y el comienzo de los 70 tuvo un gran impacto sobre mí. Aproveché al máximo esos años. Hubo un cambio de mentalidad, y nuestra imaginación se liberó por completo”.

Sorprendentemente, sobre todo teniendo en cuenta cómo acabaron, Hodgson cree que “una de las cosas que hizo especial a Supertramp fue que cada uno toleraba a los demás a pesar de que todos éramos muy diferentes”. En su mejor momento, “había unas sensaciones maravillosas dentro de la organización. Eramos una banda con buenos sentimientos. Nadie estaba loco, nadie perdía el control, nadie iba alborotando como hacían en otras muchas bandas… Nos dedicábamos a salir de gira por el mundo irradiando energía positiva. Eramos una especie de comunidad viajera, o de familia enorme”.

Por desgracia, en medio de la gira mundial del álbum ‘Breakfast in America’, “la diversión desapareció” y la familia empezó a distanciarse. “Fue entonces cuando todo el mundo empezó a pensar por su cuenta”, dice Hodgson, que se resistió a “reconciliar el aspecto del negocio de la música con la pasión original que había en ella”.

Hodgson también quiso dedicar más tiempo a sus dos hijos pequeños y a la mujer que había conocido en una comuna estadounidense, así que se marchó a vivir al Norte de California y construyó “un hogar para mi familia. Dejé el grupo y me pasé 16 años sin salir de gira”.

Entre su salida de Supertramp en 1983 y el cambio de siglo, Hodgson publicó tres discos de estudio: ‘In the eye of the storm’ en 1984, que tuvo una gran acogida, ‘Hai hai’ en 1987 y ‘Open the door’ en 2000. Fue en la época de la publicación de ‘Hai hai’ cuando se rompió las dos muñecas tras una caída en su casa, lo cual acabó con cualquier plan para salir de gira que pudiera tener. Además, el uso de sus canciones por parte de Davies al año siguiente durante la nueva gira de Supertramp, añadido a su creciente desencanto de la industria de la música, le hizo preferir desaparecer de la circulación.

Todavía recuerda hoy la promesa que le hizo Davies en 1983, y aún le sigue doliendo. “Me dijo: ‘Me doy cuenta de que la banda no tendrá tanto éxito en el futuro, pero quiero seguir haciendo música con dignidad’. Esas fueron sus palabras exactas. Y, según mi opinión, lo que ha hecho durante sus tres o cuatro últimas giras es cualquier cosa menos hacer música con dignidad. Es muy triste que el artista que hay en él se haya dado por vencido”.

¿No acepta Hodgson, con sus creencias espirituales, que los demás miembros del grupo puedan seguir tocando sus canciones por el bien de los fans? No necesariamente. “Esa es una espiritualidad imaginaria que en absoluto está basada en la realidad”, dice. “Yo comprendo que cuando los fans piensan en Supertramp recuerden ‘The Logical song’ o ‘Breakfast in America’, pero no es una cuestión espiritual, es una cuestión sobre si está bien o está mal. Si no hubiésemos llegado a aquel acuerdo y no nos hubiésemos separado en los términos que lo hicimos, no estaríamos hablando de esto. No me importaría en absoluto, ¡pero Rick está interpretando canciones mías que ni siquiera le gustaban entonces!”

A pesar de todo, Hodgson insiste en que le habría gustado participar en los últimos conciertos del grupo, pero Davies rechazó su oferta. “Le envié un mensaje diciéndole que era evidente que a miles de fans les encantaría vernos a ambos sobre el escenario y que yo estaba dispuesto a unirme a ellos en algunos conciertos especiales siempre que mi agenda me lo permitiera, ya que yo también estaba de gira. Pero mi oferta fue claramente rechazada con desaire. La razón que me dio fue muy extraña, diciendo que eso sólo me beneficiaría a mí, y no a él. No puedo entenderlo”. ¿Tal vez Davies tuviera miedo de que Hodgson le quitara protagonismo? “Creo que es exactamente eso”.

Mientras seguimos esperando a que el infierno se congele, Hodgson se encuentra en el mejor momento de su vida, interpretando sus canciones en directo junto a una gran banda de acompañamiento y considerando la posibilidad de grabar algunas de las numerosas canciones que ha ido acumulando durante la pasada década, unas 60 según su último recuento. Pero sobre todo está disfrutando del efecto que su música produce sobre sus fans.

“He estado saliendo de gira durante los últimos seis o siete años, y he puesto mi corazón y mi pasión en compartir mis canciones”, dice. “Me lo estoy pasando mejor ahora que cuando actuaba con Supertramp, y los fans que asisten a mis conciertos disfrutan mucho de ellos”.

¿No considera irónico que esa música surgida de turbulencias emocionales y tensiones internas genere tan buenas sensaciones? “No creo que eso importe mucho”, dice. “Los artistas no son seres perfectos, aunque su arte representa la mejor parte de ellos. Es la parte artística lo que es más importante para mí”.