Reportaje de Christine Maisch-Straub para el diario alemán "Mannheimen Morgen", con motivo de la actuación de Roger Hodgson en Mannheim.

 

Se trata de uno de los músicos con más talento de nuestra época. A través de canciones como “Dreamer” o “School”, Roger Hodgson escribió la historia del pop. Sin embargo, cuatro años después de separarse de Supertramp, un grave accidente estuvo a punto de acabar con su carrera musical.

Tras su triunfal actuación en el Radio Regenbogen Ball Of The Stars de Mannheim, el carismático artista habla con nosotros en el Hotel Steigenberger sobre los peores momentos de su vida, sobre una posible reunión con Supertramp, sobre sus hijos y sobre la felicidad.

Se coloca el pelo detrás de las orejas y se dirige a nosotros diciendo: “Vamos allá”. Algunos de sus éxitos tienen más de treinta años de antigüedad, pero parecen ser eternos. ¿Cómo puede explicarse algo tan fascinante? Se toma su tiempo para responder.

“Cuando escribí esas canciones, yo era muy joven y tenía un montón de sueños e interrogantes. Por ejemplo, ‘The logical song’ nos dice que vamos a la escuela y recibimos una educación, pero a pesar de ello seguimos estando confusos. ‘Dime quién soy yo’ es una pregunta sencilla pero a la vez muy profunda que hasta la fecha no he sabido contestar”.

Hodgson dejó Supertramp en 1983 para estar junto a sus hijos y darles una educación casera junto a su mujer, con el fin de “no dejarles frente al sistema escolar demasiado pronto”. Esa fue su principal razón para dejar el grupo, y la mayoría de las historias que hablan de sus enfrentamientos con su colega Rick Davies no son ciertas. También hubo otras muchas influencias externas.

¿Es para Hodgson una especie de victoria que Rick y Supertramp se encuentren “retirados” mientras el sigue abarrotando cada uno de sus conciertos? Roger se ríe. “No, en absoluto. Si Rick quiere, yo no voy a oponerme a una nueva colaboración con él. Hemos acabado teniendo una buena relación. Yo me encuentro en armonía conmigo mismo, pero una parte de mí quiere que mi historia con Supertramp, y especialmente con Rick, tenga un final feliz”.

Decidirse por su familia y dejar de lado las giras no fue nada fácil para él en su día, aunque dice que nunca se he arrepentido de ello. ¿Habrán seguido sus hijos sus pasos en la música? “Heidi tiene una voz preciosa, y Andrew toca el piano y es un gran batería. Trabajamos juntos a menudo y le estoy enseñando todos mis secretos. Yo soy su mejor fan, y él es mi mejor fan”.

También hubo horas oscuras en la vida de Roger. En 1987 se rompió las dos muñecas tras una caída. Los médicos le diagnosticaron que no volvería a tocar ningún instrumento, pero tras varios años de lucha y “terapia física y mental”, consiguió empuñar de nuevo su guitarra. “Fue un reto enorme. Tuve que preguntarme a mí mismo si quería seguir siendo músico para compartir mi talento con la gente”.

¿Cuál ha sido su actuación más emotiva? “Ocurre cada vez que puedo distinguir el efecto que producen mis canciones en las caras de los espectadores. La música puede ser un gran compañero en épocas difíciles, y para mí también lo ha sido. Es una fuente de energía, y ver cómo mi público abre su corazón con mis canciones me llena de felicidad”.

Una felicidad que ya no comparte con su esposa. “Aunque no nos separamos hasta que nuestros hijos se hicieron mayores”, aclara. ¿Hay una nueva mujer en su vida? “No, pero sí un montón de grandes amistades”. No nos cabe la menor duda.