Para quienes no conozcáis Barcelona os he de decir ante todo que el Palau de la Música es uno de sus edificios más emblemáticos y, sin duda, la mejor sala de conciertos de la ciudad. Su historia, el entorno y la acústica son un verdadero lujo, y con todos estos ingredientes el concierto prometía lo mejor… y así fue.

Unos pocos minutos de espera y apareció Roger acompañado de una ovación a la altura de lo que nos esperaba. Con “Take The Long Way Home” se inició el concierto, acompañado de Aaron, su ya inseparable “alumno” –así lo nombró cariñosamente durante el concierto- el cual se multiplicó musicalmente dando muestras de una complicidad envidiable con Roger; en un momento dado las risas mutuas pusieron en dudoso equilibrio la continuidad de algún tema.

La lista de canciones interpretadas por Roger fue espléndida, algunas de ellas en respuesta a peticiones que previamente él mismo había solicitado, intentando complacer en todo momento a todos. Y es que Roger, que queréis que os diga, es generoso, muy generoso, y no me refiero sólo a su música. Quienes hemos tenido el privilegio de poder hablar con él, aunque sólo haya sido unos instantes, lo sabemos. La humanidad que se desprende de su música, de sus canciones, refleja una sensibilidad excepcional, que te contagia. Eso es lo que pudimos vivir de nuevo a lo largo del concierto; canción tras canción, Roger te transporta a su mundo, invitándonos a compartir sus emociones, que son a su vez también las nuestras.

“Hide in Your Shell” es una composición especial para mi- confesó durante el concierto.

Y también para mí, así como tantos y tantos temas que, uno tras otro fue presentando, en algunos casos entrelazados, sin pausa, casi insinuando su personal  modo de entender la música, como fuente permanente de sentimiento y creatividad.

Dejadme nombrar otro de los muchos temas que interpretó: “The Awakening”. Desconocido para algunos, es una auténtica joya que Roger tenía guardada –aún no ha sido publicada oficialmente-. Desde que la oí por primera vez me pareció sublime, y escucharla por vez primera en directo será posiblemente uno de los mejores recuerdos que guarde del concierto.

Y por último. Técnicamente me pareció soberbio, un sonido acústico impecable, limpio y transparente –la acústica del Palau es, perdonad que insista, realmente única-, con una iluminación y puesta en escena elegante y de gusto exquisito, que se integraba de maravilla en un marco tan especial.

Sólo me queda desear que vuelva pronto –su anterior visita a Barcelona fue en 2009-. Y mientras, seguiremos escuchando y disfrutando de su música, intemporal y llena de vida.

¡GRACIAS ROGER!

¡Y mil gracias Linda y Abel! (perdonadme, esto es personal)

JOAN

 


Roger firmándole a Joan su copia del álbum "Open the door".




La dedicatoria y el autógrafo de Roger sobre la portada del disco.