Juan Lago y Abel Fuentes hablaron largo y tendido con Richard Palmer, miembro fundador de Supertramp en 1969, co-autor de todas las canciones del primer álbum del grupo y una de las fuerzas dominantes de la banda en sus inicios.

 

TLW: Según nuestras notas, naciste el 11 de Junio de 1947 en Bournemouth, Hampshire… ¿Es correcto?

RICHARD: Así es. Bournemouth ahora forma parte del hermoso condado de Dorset.

TLW: ¿Cuándo empezaste a tocar la guitarra?

RICHARD: Alrededor de 1960, cuando tenía 13 años. Empecé a tocar algunas melodías con un ukelele, y mis padres me compraron una guitarra. Al igual que otros chicos de la escuela, aprendí a tocar canciones instrumentales famosas de The Shadows, The Ventures, Duane Eddy, y otros. Una excelente forma de adquirir niveles básicos de guitarra.

TLW: ¿Recuerdas cuáles fueron las primeras canciones que aprendiste a tocar?

RICHARD: Sí. La primera que aprendí fue “Ghost riders in the sky”, de The Ramrods. Y la primera que toque junto a otros músicos fue “FBI”, de The Shadows.

TLW: ¿Qué otros instrumentos tocas, además de la guitarra, el ukelele y la balalaika?

RICHARD: Hace unos diez años empecé a tocar la mandolina, y comencé a prestarle atención a la guitarra acústica y a la técnica ‘resonator slide’.

TLW: ¿Cómo conociste a tu amigo de toda la vida John Wetton, con quien has tocado en varias bandas?

RICHARD: John y yo nos conocimos en la escuela, cuando él tenía 13 años y yo 15. Inicialmente nuestra banda se llamó The Corvettes. Desde principios de los 60, John y yo progresamos desde el ‘rockabilly’ hasta The Beatles, y después desde el ‘rhythm and blues’ hasta el ‘soul’. Por entonces la banda ya se llamaba The Palmer James Group, y trabajábamos casi todos los fines de semana en locales de toda la costa sur.

TLW: ¿Qué recuerdas de aquella época anterior a convertirte en músico profesional?

RICHARD: En aquellos días no existían las discotecas ni los pinchadiscos, así que si un pub o un club querían música debían tener algún tipo de banda tocando en directo. Por lo tanto, había muchas oportunidades para actuar. Recientemente he encontrado diarios de 1964 y 1965 en los que me ha sorprendido descubrir que tenía anotados más de cien conciertos en un período de año y medio. Por entonces todavía estábamos en el colegio. Me considero muy afortunado por haber crecido durante la explosión de la música popular en los años 60. Fue un período ideal para vivirlo siendo joven.

TLW: Después te marchaste a la Universidad, ¿no?

RICHARD: Sí. En 1968 regresé a Bournemouth después de haber pasado tres años en la Universidad en Gales, y junto a John Wetton al bajo y la voz, John Hutcheson al órgano Hammond y Bob Jenkins a la batería, formé Tetrad, un primer intento de banda profesional. Por desgracia, no teníamos la suficiente confianza en nuestro talento para componer material propio. Básicamente queríamos interpretar las canciones que tocaban nuestros héroes, o lo que es lo mismo, cualquier banda de Island Record además de Cream, The Nice, y más tarde Vanilla Fudge. Hicimos montones de kilómetros en coche y ganamos muy poco dinero, con la fantasía de que acabaríamos viviendo en Londres. Después de un año decidimos rendirnos, aunque seguimos siendo buenos amigos. Habíamos cambiado el nombre del grupo por el de Ginger Man, inspirados por la libidinosa novela de James P. Donleavy.

TLW: ¿Qué ocurrió después de que Ginger Man se separase?

RICHARD: John Wetton encontró rápidamente otro trabajo y yo viajé varias veces a Londres durante el verano de 1969 junto al organista John Hutcheson para participar en audiciones, en respuesta a los anuncios de la sección ‘Se buscan músicos’ del ‘Melody Maker’.

TLW: ¿Recuerdas la fecha exacta en la que hiciste la audición para Supertramp?

RICHARD: Todavía conservo la revista con aquel anuncio, y tiene fecha del 9 de Agosto de 1969. La audición debió tener lugar a lo largo de la semana siguiente.

TLW: ¿Dónde se celebró la audición?

RICHARD: En The Cabin. Se trataba de un diminuto estudio para ensayos y grabaciones que tenía una única sala y al que se accedía desde una calle lateral próxima a Shepherd’s Bush Common. Parecía una celda acolchada de hospital psiquiátrico. En 1969, la población de Londres era de unos 8 millones de personas, y por lo menos la cuarta parte eran guitarristas, así que había una larga cola. Dentro, el aire acondicionado estaba formado por el humo de los pequeños cigarrillos ‘Players No. 6’, de moda por entonces en toda Gran Bretaña gracias a su reducido precio, que fumaban los ocupantes.

TLW: ¿Qué recuerdas de aquella audición?

RICHARD: Llegué allí a última hora de la tarde, después de haber hecho otra audición por la mañana en alguna parte de St Johns Wood para lo que acabaría convirtiéndose en la banda Wishbone Ash. Rick Davies estaba escondido detrás de su Wurlitzer y se encontraba exhausto tras haberse enfrentado a una riada infinita de jóvenes músicos aspirantes entre los que ya había elegido a Roger Hodgson el día anterior. Creo que Roger estaba echándole una mano con el proceso de audición. Y John ‘Andy’ Andrews era quien tocaba el bajo.

TLW: ¿Qué canciones interpretaste durante tu turno?

RICHARD: Creo que toque y canté el clásico de Sonny Boy Williamson “Eyesight to the blind”, seguido de “Season of the witch”, uno de mis favoritos ‘underground’ que me ofrecía la posibilidad de hacer muchas improvisaciones. Rick ya había asumido que el puesto de guitarrista era para Roger, y la única razón para darme una oportunidad era comprobar mi talento como vocalista, que no era digno de admiración. Por lo que me llevé una gran sorpresa cuando Rick me llamó un par de días más tarde y me pidió que me uniera a ellos. Los chicos de Wishbone Ash también me llamaron, así que debí tener un buen día.

TLW: Nada más formar el grupo os fuisteis a vivir todos juntos, ¿no?

RICHARD: Sí. Tan pronto como finalizaron las audiciones en The Cabin, nos vimos obligados a empezar a trabajar en montar un espectáculo de más de dos horas partiendo de cero. A finales de Agosto de 1969 nos fuimos a vivir a Botolph’s Bridge House en Romney Marsh, en el condado de Kent. Se trataba de una amplia y misteriosa extensión de terreno que se encontraba bajo el mar cuando los romanos llegaron a Gran Bretaña. La casa estaba en medio del campo en un cruce de caminos azotado por el viento, totalmente aislada de todo a excepción de un pub que había en la esquina opuesta. Tenía un jardín muy bonito.

TLW: ¿Cómo fue tu primera época en el grupo?

RICHARD: Fueron buenos tiempos, los recuerdo con mucho cariño. Creo que todos disfrutamos de la experiencia de conocernos mutuamente, y espero que Rick y Roger lo recuerden de la misma forma. Cuando no estábamos preparando canciones nuevas ni ensayando temas clásicos para incluirlos en nuestro repertorio, salíamos a pasear por la orilla del mar o a jugar a los dardos en el pub. Un día invitamos a un erizo a conocer nuestro salón, y como consecuencia de ello todos tuvimos pulgas durante una semana. Roger solía coger su guitarra y marcharse hasta las ruinas de lo que había sido un puerto romano que se asomaba al mar junto a una ladera y se encontraba a un kilómetro de la casa, y sentado allí viendo la puesta del sol intentaba componer canciones.

TLW: ¿Cuál era el equipo del que disponía la nueva banda?

RICHARD: Casi todo era heredado de The Joint. Incluía un sistema de amplificación Binson, por entonces vanguardista por ser uno de los primeros que incorporó módulos ‘rack’, y una preciosa y extraña guitarra blanca Gibson SG Les Paul Custom con tres pastillas. Yo estaba embobado con esa guitarra, pero desgraciadamente tenía una raja en el mástil y, aunque la llevé a Selmer’s en Londres para que la reparasen durante nuestra estancia en Botolph’s, el sonido seguía teniendo una ligera distorsión y acabó por dejar el instrumento inutilizable. Al final fue vendida como artículo de coleccionista.

TLW: ¿Cuándo os metisteis en un estudio por primera vez?

RICHARD: En Octubre de 1969 hicimos un primer intento de grabar un single en los estudios Trident de Soho, en Londres. Contenía las canciones “Remember”, que después se convertiría en “Words unspoken”, y la olvidada y terrible “Saying no”. Fue producido por Gary Wright, autor de la famosa canción “Dream weaver”. Estábamos horrorizados porque Gary se pasó la mitad de nuestro precioso tiempo de grabación, que eran dos días, ‘afinando’ la batería. Por entonces él tocaba con Spooky Tooth, una banda que todos admirábamos mucho y por la que se inventó el término ‘heavy rock’.

TLW: Pero “Remember” es una canción muy diferente a “Words unspoken” y fue publicada en el segundo disco de Supertramp, después de tu marcha… ¿Acaso se trataba de otra canción también llamada “Remember”?

RICHARD: Sí, era una canción diferente a la incluida en “Indelibly stamped”. Por cierto, alguien me dijo que en aquel vinilo estaba escrito ‘Idle Hands’ (‘Manos Paradas’) como posible nombre del grupo, aunque yo no lo recuerdo en absoluto. Tenía una copia del disco, pero la perdí.

TLW: ¿Hubo algunas canciones que fueron publicadas en el segundo álbum sobre las que también trabajaste en las tareas de composición?

RICHARD: Yo no compuse ninguna canción de discos posteriores de Supertramp hasta que publicaron “Goldrush”…

TLW: ¿Escribiste tú la letra de esa canción mientras Rick y Roger componían la música, como era habitual?

RICHARD: Por lo que recuerdo, “Goldrush” era una canción de Rick Davies… Otra canción para la que escribí la letra fue “Times of rain”. Creo recordar haber trabajado en maquetas de estas dos canciones en los estudios Morgan de Londres, en la segunda mitad de 1970. La mesa de mezclas, de 16 pistas, estaba recién estrenada porque la habían instalado la semana anterior.

TLW: “Times of rain” era el primer nombre que tuvo “Times have changed”, tema incluido en el disco “Indelibly stamped”… ¿No es así?

RICHARD: Sí, tienes razón, se trata de la misma canción. El capitán al que yo le pedía perdón en la letra era un militar en vez de un marinero, pero Rick y Roger se quedaron con la idea, más o menos.

TLW: Pero tu nombre no aparece en los créditos de “Times have changed”… ¿Significa eso que Rick y Roger cambiaron tu letra por completo?

RICHARD: No lo sé… He estado buscando una copia de “Indelibly stamped”, que creía que tenía en vinilo, pero no la he encontrado, y llevo sin escuchar el disco un montón de años. Aunque si Rick y Roger hubieran utilizado mi letra, supongo que lo recordaría.

TLW: ¿Colaboraste en la composición de alguna canción inédita que Supertramp solía tocar en directo entre 1970 y 1972, como “Black cat”, “White hot rock”, “Sweet little queenie”, “Pony express” o “I can see”?

RICHARD: Creo recordar vagamente “White hot rock”, y recientemente encontré una letra que escribí para ella… He escuchado “Black cat” y  no me suena de nada. Por entonces, Rick Davies era un gran fan de The Bill Black Combo, y esas canciones son un guiño a ese tipo de música. Me parece que la mejor en ese estilo es “Your poppa don’t mind”, un tema único en la discografía oficial de Supertramp.

TLW: En la época de aquel primer intento de grabar un single empezasteis a dar conciertos, ¿no?

RICHARD: Sí. En el otoño de 1969 dimos un concierto a modo de prueba en el Castillo de Lympne, en Kent, cerca de Botolph's, antes de marcharnos a Alemania. Nuestro bautismo de fuego fue una estancia de cinco semanas en el Club PN de la calle Leopoldstrasse de Munich. Nos fuimos allí en el mes de Noviembre y teníamos cinco actuaciones de media hora cada noche, y siete los fines de semana. El lunes era el único día que no tocábamos, pues era el turno de las bandas alemanas de rock progresivo.

TLW: ¿Cómo era el repertorio del grupo en aquella época?

RICHARD: Allí desarrollamos canciones como “Maybe I’m a beggar”, “It’s a long road”, “Nothing to show” y “Try again”, la última de las cuales se convertiría en el punto culminante de nuestros conciertos en 1970. También tocábamos “Season of the witch”, “Sing Hallelujah” de Oscar Brown Jr, “The gringo” de Horace Silver, una extraordinaria pieza instrumental llamada “Turnstile” que había compuesto David Llewellyn, un excéntrico compositor de música clásica que vivía en Munich, un puñado de temas de Chuck Berry, varios clásicos del ‘rhythm and blues’…

TLW: ¿Fue bueno para el grupo empezar a tocar juntos en Munich?

RICHARD: Se trataba de una situación ideal para conjuntar un grupo de rock. A veces nuestros amplificadores explotaban porque, por algún motivo, el suministro de energía dependía del funcionamiento de las máquinas de petacos que había en el club. Entre actuación y actuación bebíamos cerveza aguada ‘Dinkelacker’ o nos escapábamos por el sótano hasta la fría calle para comernos una pizza sobre la marcha en el famoso Café Picnic, que se encontraba unos metros más allá. Vivíamos con los pinchadiscos del club en un apartamento de cuatro habitaciones que era propiedad de Peter Naumann, el dueño del PN, y se encontraba en la otra acera de la calle Leopoldstrasse.

TLW: ¿Conocisteis al director de cine Haro Senft en el Club PN?

RICHARD: Sí, él vivía justo al doblar la esquina desde el PN, y venía a vernos a menudo. Su película “Fegefeuer” estaba a punto de ser terminada, y nos la enseñó en su mesa de montaje. Le habían sobrado unos minutos de la película de 35mm que había utilizado, y el 14 de Diciembre de 1969 la puso en dos cámaras para grabar nuestra versión de diez minutos del tema de Bob Dylan “All along the watchtower”, lo cual se convirtió en el documental “Daddy: Portrait 1970”. Creo que era nuestra última noche en el PN antes de salir hacia Ginebra

TLW: ¿Por qué no elegisteis una de vuestras propias canciones para el documental?

RICHARD: No lo sé. Habría sido una idea mucho mejor… Por cierto, en el verano de 1969, antes de unirme a Supertramp, yo había asistido a un concierto de The Alan Bown Set, y cuando decidimos añadir “All along the watchtower” a nuestro repertorio ‘tomé prestada’ la peculiar introducción instrumental de la canción que hacía John Helliwell. Por supuesto, nadie podía imaginarse por entonces que unos años más tarde John Helliwell formaría parte de Supertramp. Espero que me haya perdonado…

TLW: ¿Sólo grabasteis esa canción de aquel concierto?

RICHARD: No… Mientras Haro Senft estaba preparando su corto sobre Supertramp, el responsable del sonido, Juergen Koppers, grabó algunas canciones en su equipo de rodaje Nagra. Recuerdo que estábamos un poco enfadados por los micrófonos adicionales que habían colgado sobre el escenario, y por desgracia no hubo demasiado interés en el resultado de la grabación. El impresionante Juergen Koppers, ya desaparecido pero inolvidable para todos los que trabajaron con él, fue una pieza clave en la creación del Munich Disco Sound con Giorgio Moroder, Donna Summers y otros.

TLW: Durante vuestra estancia en el Club PN en Noviembre de 1969 os pidieron hacer una sesión en los estudios que Radio Free Europe tenía en Munich con el fin de emitirla al otro lado del Telón de Acero… ¿Qué puedes contarnos sobre aquello?

RICHARD: Tocamos tres o cuatro canciones, entre las que seguramente se encontraban “It’s a long road” y “Try again”, más o menos en directo. El ingeniero de la emisora no podía controlar el volumen, y creo que el sonido resultó bastante distorsionado, pero sentíamos que lo hacíamos por una buena causa. Estábamos a cargo de un periodista rumano, Cornel Chiriac, que montaba programas sobre música rock para los jóvenes de su país que no podían comprar discos. Venía a vernos muchas veces al PN, y nos caía muy bien. Algunos años después moriría asesinado, presumiblemente a manos de la Securitate, la policía secreta rumana.

TLW: Después de esas cinco semanas en el Club PN os marchasteis a Ginebra en Diciembre de 1969… ¿Qué hicisteis allí?

RICHARD: Estuvimos tocando una semana en el Club Etonnoir de Ginebra. Rick y yo estábamos terriblemente resfriados, y todos sufrimos de alguna u otra forma las consecuencias de haber pasado aquellas semanas de vida exuberante mientras tocábamos en el Club PN de Munich. Al contrario que en el PN, el público del Etonnoir era distinguido, todos iban elegantemente vestidos (por lo menos, según el estilo suizo), y solían ponerse a bailar The Frug y The Slop consiguiendo ignorarnos por completo. Una de aquellas noches que tocamos en el húmedo sótano subterráneo que era el Etonnoir, Roger y yo casi perdemos la vida por culpa de la instalación eléctrica, cuyos cables estaban a la vista, mientras montábamos el equipo.

TLW: En Ginebra también grabasteis las maquetas del primer álbum de Supertramp, ¿no?

RICHARD: Sí. Aquellas maquetas se grabaron utilizando dos Revox A77 en la sala de ensayo que tenía el grupo Mainhorse Airline en los suburbios de Ginebra. Uno de los miembros de Mainhorse Airline era el teclista Patrick Moraz, por entonces amigo de Sam Miesegaes. Se comentaba que Sam podía convertirse en el representante del grupo o de Patrick. Otro tipo que trabajaba con Mainhorse Airline, cuyo nombre he olvidado, fue el ingeniero que se ocupó de las maquetas que hicieron que Supertramp firmase el contrato discográfico con A&M.

TLW: ¿Os gusto el resultado de aquellas maquetas?

RICHARD: No estábamos contentos con el sonido de la cinta, pues como digo Rick y yo estábamos muy resfriados. Pero consiguió su propósito y dio lugar a una larga relación entre Supertramp y A&M Records.

TLW: Según nuestras notas, a principios de 1970 tú sugeriste el nombre Supertramp para el grupo después de leer el libro “La autobiografía de un supervagabundo” de William H. Davies... ¿Es correcto?

RICHARD: Sí, yo había leído ese libro algunos años antes. Sin embargo, la elección del nombre no tuvo nada que ver con el contenido del libro, el cual hace mucho tiempo que olvidé. Decidimos utilizar el nuevo nombre después de mudarnos a Tir-Na-Nog, la casa de Grayshott, en el condado de Surrey, en Enero de 1970. Por cierto, aquella casa tenía alfombras tóxicas. La odiábamos.

TLW: ¿Recuerdas quién había sugerido el primer nombre del grupo, Daddy, y por qué decidisteis cambiarlo?

RICHARD: No recuerdo a quién se le ocurrió el nombre de Daddy, ni por qué. Decidimos cambiarlo tras saber que existía un grupo de ‘folk’ americano que se llamaba Daddy Longlegs.

TLW: Fue en aquella época, a principios de 1970, cuando el primer batería, Keith Baker, dejó el grupo… ¿Sabes por qué?

RICHARD: Keith Baker ya se había ganado un nombre en el circuito de los clubes entre 1968 y 1969 con su propia banda, Bakerloo. El hecho de que trabajar con Supertramp le reportara unos ingresos regulares (6 libras a la semana) y la promesa de tener más trabajo en el futuro, al principio le resultó muy interesante, igual que a mí. Sin embargo, creo que él no estaba demasiado contento con el material que estábamos preparando para el primer álbum, y tampoco le caíamos bien nosotros mismos. Probablemente, era algo comprensible. En cualquier caso, cuando nos fuimos a vivir a Tir-Na-Nog el ambiente no era muy bueno. Keith se marchó, como se suele decir en Inglaterra, bajo una nube, mientras nosotros desarrollábamos las canciones para el primer disco, lo cual nos tuvo muy ocupados durante varias semanas a principios de 1970.

TLW: Antes de que llegara Robert Millar, el grupo probó con Nigel Olsson, que había tocado en el pasado con Roger Hodgson... ¿Por qué no consiguió el puesto?

RICHARD: La perspectiva de tener que volver a organizar audiciones para ver a docenas de batería era horrorosa, así que Nigel vino a hacernos una visita siguiendo las recomendaciones de varias personas y, evidentemente, era un batería muy bueno. Se trataba de un tipo extrovertido y simpático, pero la química no era la adecuada. Así que nos vimos obligados a pasar otros dos días de pesadilla haciendo audiciones en el estudio The Cabin de Shepherd's Bush.

TLW: ¿Por qué decidisteis quedaros con Robert Millar?

RICHARD: Rick Davies es uno de los mejores baterías con los que he tocado jamás, así que yo sólo podía confiar en su opinión. El decidió elegir a Robert, que tocaba con mucha inventiva y tenía un gran oído musical. Creo que ese estilo individual y con un toque jazz que tenía Robert fue un elemento muy importante en el sonido del grupo a lo largo de aquel año. El primer álbum se grabó en 8 pistas y, por tanto, no había sitio para una batería en estéreo, lo cual habría supuesto una gran mejora.

TLW: ¿Qué recuerdas de tu relación personal con Robert?

RICHARD: Nunca llegué a conocerle de verdad. Era muy agradable y servicial, pero también muy reservado y un poco melancólico. Creo que siempre nos trató a los demás con demasiado escepticismo. Procedía de un mundo en el East End de Londres sobre el que ninguno de nosotros sabía demasiado.

TLW: ¿Solía Supertramp grabar algunos ensayos o conciertos durante el tiempo que tú formaste parte de la banda?

RICHARD: No. La costumbre de hacer grabaciones de ensayos y conciertos para comprobar el sonido propio o hacer circular rarezas, ya fuesen autorizadas o no, ha sido bastante habitual durante los últimos veinte años o incluso más, por lo que es difícil imaginar que hubo un tiempo en que no era así. Pero lo cierto es que no recuerdo ni una sola ocasión en la que Supertramp grabase un ensayo, ni en nuestro salón de Botolph's Bridge House en el otoño de 1969, ni en Tir-Na-Nog en Surrey a principios de 1970. ¡Y eso que ensayábamos muchas veces!

TLW: ¿No teníais una grabadora?

RICHARD: No… Sam solía llevar una Revox A77 en el maletero de su Aston Martin cuando venía a visitarnos, y con ella nos ponía maquetas interesantes o lo que fuera. Pero por entonces los aparatos de casete todavía no eran habituales. De hecho, el primero que vi nos lo enseñó Nigel Olsson en Tir-Na-Nog a principios de 1970, con una versión comercial en cinta del álbum de Blind Faith. Aunque estoy seguro de que poco después Roger empezó a utilizar ese nuevo medio como ayuda personal para su música.

TLW: ¿Así que podemos decir que la banda estaba más interesada en mejorar su sonido en directo que en grabar sus progresos?

RICHARD: Sí. Tal vez estábamos obsesionados con la integridad de nuestras actuaciones en directo. El proceso de grabación, incluso aunque pudiera ser algo mecánico, era otra historia totalmente distinta. Supongo que éramos bastante conservadores en cuanto a ese tema. Tocar en directo era un ritual, y grabar era otro muy diferente. Creo que no veíamos ningún valor adicional en el hecho de ir documentando nuestros progresos en una cinta. Habría podido parecer algo artificial. Tal vez fueron las raíces de ese perfeccionismo de Supertramp respecto a su sonido que se haría tan famoso posteriormente.

TLW: ¿Cómo fueron las grabaciones del primer álbum de Supertramp?

RICHARD: El disco fue grabado en los estudios Morgan Sound, al norte de Londres, entre Febrero y Marzo de 1970. Insistimos en comenzar cada sesión de grabación a medianoche porque pensábamos que aquello era lo ideal. Lo cual significaba que Robin Black, nuestro paciente ingeniero de sonido, se quedase dormido con frecuencia ante la mesa de mezclas. Era comprensible. En una ocasión, regresando de madrugada desde el estudio a la casa que teníamos alquilada en Surrey, Roger perdió el control del coche sobre una placa de hielo en un sitio llamado The Devil’s Punchbowl (El Ponche del Diablo) y dimos una vuelta de 360 grados. Por suerte, no había nadie más en la carretera.

TLW: En relación a las tareas de composición del primer álbum, Roger Hodgson suele decir que trabajabais de esta forma: Rick proponía unos acordes, Roger ponía una melodía sobre ellos, y tú escribías la letra… ¿Estás de acuerdo?

RICHARD: Sí, estoy de acuerdo con Roger respecto a la forma de construir las canciones.

TLW: ¿Así que fuiste tú el autor de todas las letras del primer álbum de Supertramp?

RICHARD: Sí, así es.

TLW: ¿No te ayudaron Rick o Roger con esa tarea?

RICHARD: No, creo que no.

TLW: Sin embargo, Roger ha dicho que él pudo haber escrito parte de la letra de “And I am not like other birds of prey”…

RICHARD: No recuerdo a Roger aportando algo a la letra de esa canción, pero puede que sea verdad. Cuando empiezas a componer una canción, incluso aunque sepas que después alguien más va a escribir las letras, normalmente cantas unas cuantas palabras que se te pasan por la cabeza. A veces son absolutas tonterías, siendo “Scrambled eggs”/”Yesterday” de Paul McCartney el ejemplo más típico, pero otras veces son sublimes. Por supuesto, algunas grandes letras son sublimes tonterías: “A whiter shade of pale”, “The windmills of your mind”, “MacArthur Park”, “Africa”… Como letrista, siempre que es posible yo intento utilizar los fragmentos intuitivos del compositor como una clave para el contenido de la canción. Tal vez Rick o Roger cantaron algunas partes mientras estaban trabajando sobre las canciones, y yo las incorporé a la letra final, pero lamento no tener ni idea sobre cuáles fueron exactamente.

TLW: ¿Sólo escribiste las letras del álbum? ¿No tuviste algún tipo de intervención en las melodías de algunas canciones?

RICHARD: No. Pude sugerir algunos cambios en los acordes o variaciones en las melodías cuando empezábamos a trabajar sobre los arreglos, pero no aporté ninguna de las composiciones básicas.

TLW: ¿Por qué cantaba Roger Hodgson la mayoría de las canciones del primer álbum, mientras tú eras el vocalista principal durante los conciertos?

RICHARD: Pronto se hizo evidente para todos que Roger tenía una voz extraordinaria. Al fin y al cabo, iba a convertirse más tarde en una de las voces más peculiares de la música pop. Durante nuestras estancias en el Club PN yo cantaba más que él simplemente porque yo conocía varios clásicos de ‘rhythm and blues’ que necesitábamos para completar el repertorio. Pero cuando empezamos a promocionar el álbum en Inglaterra, Roger comenzó a emerger como vocalista principal. Rick me dijo una vez que, como cantante, yo era un buen actor. Y todavía sigue siendo verdad.

TLW: Ha habido algunas controversias entre los fans de Supertramp respecto a los vocalistas de varias de las canciones del primer álbum… Eres tú quien canta “Maybe I’m a beggar” junto a Roger, ¿no?

RICHARD: Sí, así es.

TLW: ¿Y qué nos dices sobre los duetos vocales en “Nothing to show” y “Try again”?

RICHARD: Son Rick y Roger en “Nothing to show”, y somos Roger y yo en “Try again”.

TLW: ¿Es Rick la voz principal en “Shadow song”?

RICHARD: Sí, es Rick… ¿Pero no son fantásticas las armonías de Roger en la parte central de la canción? ¿Y su increíble bajo, y sus notas con el flageolet? Creo que es mi tema favorito.

TLW: ¿Viste alguna vez a Roger tocando otros instrumentos de viento, aparte del flageolet?

RICHARD: No, creo que no.

TLW: Dave Winthrop entró en el grupo durante la época en que el álbum estaba siendo grabado... ¿Sabes por qué no tocó en el disco?

RICHARD: Lo siento, no recuerdo las circunstancias exactas de la entrada de Dave en el grupo. Si estábamos grabando, probablemente no habíamos tenido el tiempo suficiente para ensayar con él.

TLW: ¿Cómo grabaste las partes de guitarra eléctrica en el álbum?

RICHARD: Toqué todas las partes de guitarra eléctrica con mi preciosa Gibson ES335 de 1963 (todavía la tengo), conectada directamente a un sistema de amplificación Selmer 100W de 4 canales y unos altavoces Goodman de 12 pulgadas, sin utilizar ningún pedal de efectos. Aunque el Selmer no hubiera sido diseñado específicamente como amplificador de guitarra, proporcionaba una distorsión muy pastosa a su máxima potencia, y un sonido muy líquido y brillante a la mitad de la misma. Yo podía cambiar el sonido de una forma radical simplemente utilizando el control del volumen de la guitarra. El solo de “Try again” es muy ilustrativo.

TLW: ¿Utilizaste ese mismo sistema en otras grabaciones posteriores?

RICHARD: No… Por desgracia, el amplificador Selmer se fundió sobre el escenario durante una de nuestras actuaciones en el Club PN de Munich, y aunque durante los años siguientes he utilizado prácticamente cualquier tipo de sistemas y trucos de guitarra eléctrica conocidos por el hombre, no he sido capaz de volver a conseguir ese sonido. Tal vez esa sea una de las razones por las que ahora estoy más centrado en la guitarra acústica, la cual, sin embargo, toqué de forma vergonzosa en el primer álbum de Supertramp. Mi parte de guitarra acústica en “Birds of prey” es particularmente terrible.

TLW: No estoy de acuerdo contigo… Desde luego, prefiero tus interpretaciones de guitarra eléctrica en ese disco, pero también me gusta la parte de guitarra acústica en “Birds of prey”...

RICHARD: Claro que sí, esa parte encaja muy bien con la canción… El problema es que yo la interpreté muy mal. Roger nos enseña cómo se debe tocar la guitarra acústica en “Surely” y “Home again”.

TLW: ¿Cómo fue vuestro trabajo en la banda sonora de la película “Fegefeuer”?

RICHARD: Después de grabar el primer álbum en los estudios Morgan de Londres, regresamos a Munich en Abril de 1970 para componer y grabar la música de “Fegefeuer”. Roger y yo nos sentamos delante de la mesa de montaje que había en el apartamento de Haro Senft y estuvimos allí trabajando durante horas, intentando ignorar las piernas de la editora de la película, la señora Jane Seitz, buscando y cronometrando aquellas secuencias que parecían necesitar música. Después montamos nuestro equipo en una sala de ballet y a lo largo de más o menos una semana estuvimos componiendo esas partes musicales. Se trataba de una especie de cabaña de madera que estaba situada en una calle secundaria y monótona de Schwabing, a la que teníamos que acceder cruzando un descampado lleno de barro y de monstruosos perros salvajes.

TLW: ¿Compusisteis allí toda la música para la película?

RICHARD: Algunas ideas eran nuevas y sobre otras ya habíamos trabajado en la casa de Botolph’s. También había cosas que procedían de los trabajos que había hecho Rick con el piano de Sam Miesegaes el año anterior. Yo compuse las partes de guitarra, Rick las de órgano y Roger proporcionó los sonidos extraños y los efectos. El era un muy buen bajista, al estilo de McCartney. Grabamos la música en los tenebrosos estudios Bavaria de Munich con el ingeniero que trabajaba allí, Hans Endrulat. Sincronizamos cada una de las partes musicales con las escenas de la película, al estilo de Hollywood, tocando delante de una pantalla gigante. Haro nos dejó total libertad a este respecto.

TLW: ¿Qué impresión guardas de aquel trabajo?

RICHARD: Fue un trabajo duro, pero muy divertido. De hecho, cuando regresé a Munich el año siguiente, estuve viviendo un tiempo de la composición y grabación de música para películas y series de televisión de los 70. Incluso intenté, sin éxito, matricularme en la Escuela de Cine y Televisión de Munich.

TLW: ¿Qué hicisteis después de grabar la música de “Fegefeuer”?

RICHARD: Estuvimos tocando en el Club PN un par de semanas más. Nos alojábamos en la bohemia Pensión Morena, en Kaulbachstrasse, que lamentablemente ya no existe. Estaba llena de gatos, ancianas y camas con dosel.

TLW: ¿Recuerdas algo especial del festival de la Isla de Wight, en el que actuó Supertramp en Agosto de 1970?

RICHARD: Lo siento, pero no recuerdo demasiado sobre aquello. Me marché nada más terminar nuestra actuación. Estoy seguro de que fue grabada por alguien, aunque jamás he sabido nada de esa grabación. Hace un par de años, encontrándome en casa de John ‘Andy’ Andrews en Inglaterra, ambos estuvimos rememorando el festival de la Isla de Wight. En aquella ocasión, él estuvo trabajando con nosotros desde la mesa de mezclas. Yo le dije que recordaba nuestra actuación como caótica, espantosa, un desastre… “No, no”, me dijo él. “Fue estupenda. Aquella fue la vez que mejor tocasteis en vuestra puta vida”.

TLW: ¿Cuál fue tu mejor concierto con Supertramp?

RICHARD: El que dimos en la Universidad de Leeds el 7 de Noviembre de 1970. Ese fue mi mejor concierto de todos los que di con Supertramp. Por alguna razón el público se volvió loco con nosotros, algo que era todo un cambio respecto a los habituales recibimientos fríos que nos dispensaban en 1970. Los chicos de la Edgar Broughton Band subieron al escenario después que nosotros, y lo pasaron bastante mal.

TLW: ¿Y el peor?

RICHARD: Probablemente el que dimos en el Colegio de Educación de Swansea unas semanas más tarde. En aquel concierto nos olvidamos de Robert Millar. Viajamos desde Londres en dos vehículos y el conductor de cada uno de ellos creía equivocadamente que Robert estaba en el otro. Rick tuvo que tocar la batería y Andy el bajo. Nos costó convencer al promotor para que nos pagara. Tampoco guardo un grato recuerdo de nuestra actuación en el Club Revolution de Londres, en Agosto. Se trataba de una recepción para la prensa con motivo de la publicación del primer álbum. Sólo tocamos un par de canciones, pero fuimos totalmente ignorados por los periodistas allí reunidos.

TLW: ¿En cuántas sesiones de la BBC participaste como miembro de Supertramp?

RICHARD: A finales de Junio de 1970 grabé para la BBC el programa de radio ‘Top Gear’, lo cual no recuerdo en absoluto. Y a principios de Octubre toqué en directo para el programa de los domingos de John Peel, en los estudios Regent Street de Londres. John Peel fue durante décadas el locutor de radio experto en rock progresivo. Murió hace un par de años. Rob Ayling, de Voiceprint Records, me dijo que había estado negociando con Roger y otras personas con vistas a publicar un CD de esa grabación. No tengo ni idea sobre cómo suena.

TLW: ¿Cómo era tu relación con Sam, el mecenas de Supertramp?

RICHARD: Después de haberme pasado varios años peleándome con agentes de conciertos de provincias, la perspectiva de estar a cargo de un suizo millonario me pareció a simple vista lo suficientemente exótica. Recuerdo haber escrito a mis amigos cartas llenas de optimismo, contándoles mi gran suerte por formar parte de lo que parecía ser un cuento de hadas sobre el negocio de la música. A medida que se iba disipando lo novedoso de aquella situación, mis inevitables tendencias pseudo-socialistas de antiguo estudiante contaminaron mi actitud hacia Sam con una cierta arrogancia, lo que después he reconocido como una lamentable demostración de mi inmadurez llena de altanería. Aunque sigo pensando que tuve razón al criticar algunas de sus asociaciones, como la que tuvo con el extremadamente sospechoso Bill Wills y otros sinvergüenzas de la clase alta.

TLW: ¿Quién era Bill Wills?

RICHARD: Un contable que a principios de los 60 había sido representante y consejero de finanzas de la estrella de cine Peter Sellers. Le conocí en ‘Aganippe’, la villa que Sam tenía en el Lago de Ginebra. Impresionó a Sam muy favorablemente.

TLW: ¿Era Sam tan extravagante como todo el mundo dice?

RICHARD: Bueno, Sam no podía sobrellevar las agitaciones sociales que se hacían patentes en las democracias occidentales de aquella época. Recuerdo que, como respuesta a la masacre de la Universidad Estatal de Kent, irrumpió en el salón de ‘Aganippe’, totalmente borracho, gritando “Kill, man, kill!” (“¡Mata, hombre, mata!”), mientras el disco “Let it bleed” de los Rolling Stones sonaba en el equipo estéreo a todo volumen.

TLW: ¿Ha cambiado tu punto de vista sobre Sam a lo largo de los años?

RICHARD: Sí. Ahora le veo como un hombre sobre todo decente, una figura muy triste con un encanto de colegial, totalmente al margen de sus raíces en el mundo de la música. Por los motivos que fueran, Sam conocía el talento sin igual de Rick, y creo que ambos se tenían un gran aprecio mutuo. A menudo, Rick nos explicaba a los demás cómo era Sam, quien estaba fascinado por la mecánica del negocio de la música, incluso aunque fuese un absoluto desconocedor del mismo. Tal vez Sam tenía la sensación de que se estaba perdiendo un universo excitante que tenía lugar fuera de los confines de ‘Aganippe’.

TLW: ¿Cuántas veces estuvo viviendo la banda en ‘Aganippe’?

RICHARD: El grupo se alojó allí en Diciembre de 1969 y en la primavera de 1970. Recuerdo el precioso piano Bosendorfer, que al parecer era de Rachmaninov, y los cremosos yogures de fruta que solíamos robar de la gigantesca nevera en mitad de la noche.

TLW: ¿Quieres decir que ese piano había pertenecido al famoso compositor y pianista?

RICHARD: Sí. Eso nos dijeron.
 
TLW: Además de vivir juntos en Ginebra, durante tus dieciséis meses en Supertramp también conviviste con el resto de la banda en Kent, en Surrey, en Londres, en Munich... ¿Quién decidió que debíais vivir juntos?

RICHARD: A mediados de los años 60, convivir en el campo se había convertido en una forma muy extendida de lanzar nuevos grupos de rock. El primer caso, y el más famoso, fue el de Traffic con Steve Winwood. Se suponía que, si los miembros del grupo compartían su existencia diaria aislados bucólicamente, la composición de canciones de forma conjunta sería el resultado natural.

TLW: ¿Vivir juntos fue un problema en vez de una ayuda para la banda?

RICHARD: Esa es una buena pregunta. La respuesta rápida es que al principio fue una gran ayuda, pero pronto condujo a problemas importantes. Supertramp ensayó de forma intensiva en Botolph's Bridge, y disfrutamos de una coexistencia armoniosa. Pero cuando volvimos a reunirnos en Enero de 1970 en Surrey, la atmósfera ya no era tan agradable. La casa tenía malas vibraciones, los vecinos eran antipáticos y la climatología era asquerosa. En el pub de Grayshott, el dueño sólo nos permitía beber en el salón, que disponía de un par de sillones malolientes, si Sam estaba con nosotros. En caso contrario nos obligaba a utilizar el bar público, donde la misma cerveza costaba un penique menos, y nos teníamos que sentar en taburetes de madera.

TLW: ¿Y cómo fue vuestra última experiencia viviendo juntos en Londres?

RICHARD: El pequeño y deprimente apartamento de Londres tenía dormitorios para Rick, Roger y Dave. Ellos tres pagaban el alquiler, 18 libras a la semana. Ese dinero procedía de las 9 libras semanales que nos daba Pulsar a cada uno durante aquel período. Yo había prometido buscarme mi propio alojamiento en Londres, pero no había podido conseguirlo por falta de fondos. El tren de ida y vuelta a Bournemouth estaba agotando mis recursos económicos. Así que a veces tenía que dormir en el suelo de aquel apartamento, y lógicamente aquello no era muy del agrado de los demás.

TLW: ¿Nunca contribuías al alquiler?

RICHARD: Debería haberlo hecho regularmente, pero no tenía los medios necesarios para hacerlo. A veces Andy Andrews y Peter Viney también se veían obligados a dormir en el apartamento de Elgin Avenue. Desde luego, para nosotros la famosa expresión ‘Swinging London’ según la cual Londres era la capital mundial de la cultura, era absurda. Nunca teníamos dinero. Así que lo que había comenzado como una solución creativa se transformó en una necesidad económica. Sam no llegó a comprender que la miseria permanente es muy mala para la moral, especialmente en situaciones estresantes.

TLW: ¿Por qué dejaste Supertramp en 1970?

RICHARD: Entre el 5 de Junio y el 15 de Diciembre de 1970, cuando dí mi último concierto con Supertramp en el Club Zoom de Frankfurt, ofrecimos unas 70 actuaciones por toda Gran Bretaña. Durante las últimas semanas nuestras relaciones personales se habían estropeado mucho, sobre todo por vernos obligados a hacer convivir nuestras diferentes personalidades a todas horas. Como se puede apreciar repasando nuestra agenda de conciertos, estábamos trabajando muy duro, y creo que recibíamos una media de 30 libras por actuación. Los gastos se lo tragaban todo. A veces teníamos que viajar en coche toda la noche porque no podíamos permitirnos pagar un hotel, y otras podíamos permitirnos pagar un hotel pero era horrible.

TLW: Una perspectiva poco prometedora, ¿no?

RICHARD: Sí. A menudo nos daba la impresión de que no íbamos a ninguna parte con nuestra música. En semejante situación, podíamos empezar a pelearnos por cualquier tontería. Discutíamos sobre política, sobre nuestra música, o sobre la agencia que organizaba nuestros conciertos, Chrysalis, que por cada actuación solía quedarse con mucho más dinero del que nos daban. Eso era, y sigue siendo, una práctica habitual, pero por entonces no lo sabíamos.

TLW: ¿Había algún detonante habitual para esas peleas?

RICHARD: Debo admitir que gran parte de las discordias eran por mi culpa. Yo estaba enamorado de una chica alemana que, según sospechaba, no sentía lo mismo por mí que yo por ella. Y mis sospechas eran fundadas. De todas formas, yo intentaba viajar a Europa para verla siempre que podía, lo cual era muy caro y molestaba a los demás. En Noviembre de 1970 tuve una gran discusión con Rick durante una pequeña gira que hicimos por Escocia. Aquella pelea fue innecesaria e injustificada, pues incluso entonces yo ya era consciente de lo mucho que le debía a Rick musicalmente hablando. El ha influenciado mi forma de apreciar y hacer música a lo largo de los años más que la mayoría de los músicos con los que he trabajado.

TLW: ¿Hubo alguna otra opción que implicara que tú permanecieses en el grupo?

RICHARD: Dave Winthrop y yo le pedimos a Sam que dividiera el grupo en dos, pero por supuesto era una idea absurda. En Diciembre anuncié que me marchaba, y recuerdo que una noche, en la casa que tenía la familia de Roger en East Hendred, Rick me preguntó muy seriamente si estaba seguro de lo que iba a hacer. “Ninguno de nosotros puede saber qué va a pasar”, dijo. Tal vez tenía algún tipo de sensación profética respecto al futuro del grupo, aunque todavía faltaban cuatro años para “Crime of the century”. Sea como fuera, demostró una gran elegancia al pedirme que reconsiderase mi postura, porque la verdad es que no era fácil llevarse bien conmigo.

TLW: Teniendo en cuenta que Supertramp tuvo un gran éxito algunos años después de que te marcharas, ¿te has arrepentido de ello alguna vez?

RICHARD: No. Aparte de nuestras discusiones, yo dejé el grupo porque no me sentía identificado con la música que estábamos haciendo. Aunque admiro el enorme talento de ambos, estoy convencido de que si Rick y Roger hubieran seguido componiendo canciones conjuntamente conmigo, Supertramp no habría alcanzado esos niveles de éxito comercial a lo largo de aquella década. Pronto yo me habría convertido en un estorbo para ellos.

TLW: Tras abandonar Supertramp, te trasladaste a Alemania y llevas 40 años viviendo allí… ¿Te sientes más alemán que británico? ¿Sigues viajando a Gran Bretaña de vez en cuando?

RICHARD: Todavía sigo siendo británico. Intento volver a Gran Bretaña al menos una vez al año, incluso aunque mi condición de residente probablemente haya expirado. En realidad, ahora paso más tiempo en Italia.

TLW: ¿Has visitado España alguna vez?

RICHARD: La última vez que estuve en Madrid y en Barcelona fue en 1979 ó 1980, haciendo algunos programas de televisión con La Bionda. Ambas ciudades me impresionaron gratamente. Aparte de esa visita, por desgracia, no conozco España.

TLW: Según nuestras notas, en 1987 dejaste Munich para irte a vivir al campo en la Baja Bavaria… ¿Es correcto? ¿Sigues viviendo allí?

RICHARD: Sí, así es. Mi mujer y yo queríamos que nuestros dos hijos crecieran en una casa que tuviera jardín y estuviera rodeada de árboles. Ahora que ya se han independizado, estamos considerando la posibilidad de regresar a la ciudad…

TLW: Durante todo este tiempo has estado escribiendo letras para un montón de artistas, como King Crimson, La Bionda, Emergency y muchos otros, así como componiendo música para el cine y la televisión… ¿De cuál de esos trabajos estás más orgulloso?

RICHARD: Bueno, he compuesto tantas cosas para tantos proyectos musicales diferentes, que es difícil contestar. Un músico que trabaja por cuenta propia como yo debe ser capaz de responder adecuadamente a diversas situaciones musicales y a diferentes personalidades, incluso a las más extravagantes. A veces es como trabajar para una agencia de publicidad, o como ejercer de terapeuta. Pero también es estupendo leer los comentarios en YouTube o en Amazon de la gente que ha disfrutado con algunas de las cosas sobre las que he trabajado a lo largo de los años.

TLW: En 1997 grabaste con John Wetton un disco titulado “Monkey Business”... ¿Qué recuerdas de aquello?

RICHARD: Yo recopilé el álbum a partir de maquetas y tomas alternativas, en su mayor parte de canciones que John y yo habíamos compuesto juntos entre 1972 y 1997. En realidad es una especie de disco de descartes para fans incondicionales de King Crimson, UK y Asia. El disco fue una idea de Rob Ayling. John y yo escribimos una canción cada dos años, y todas ellas suelen acabar en un álbum de Wetton / Downes Icon. La semana pasada él grabó las voces del último disco en California.

TLW: En 2006 trabajaste en la segunda parte de la trilogía “Excalibur” de Alan Simon... ¿Cómo te viste involucrado en ese proyecto?

RICHARD: Fabrice Bellengier, en su calidad de ayudante de producción de Alan, tuvo la amabilidad de sugerir que yo podía participar en el proyecto “Excalibur”, y yo me ofrecí a tocar la mandolina, pues ya tenían varios guitarristas… Así que estuve trabajando con John Wetton en París durante un fin de semana. John hizo unas voces preciosas que fueron registradas en varias pistas. Al igual que Roger, él es un experto en construir varias capas de armonías. Yo interpreté varias partes de mandolina en “Lugh” y “The girl and the demon”. Alan Simon es un tipo con mucho talento, y el colosal espectáculo en directo de “Excalibur” tiene mucho éxito en Alemania.

TLW: ¿En qué otros proyectos has trabajado desde entonces, además de fundar la Richard Palmer-James Band con Erich Schachtner?

RICHARD: Me gustaría centrarme en interpretar mis propias canciones. Todavía sigo escribiendo letras para otros, pero no tan a menudo como en los 80 y en los 90. En 2009 empecé a trabajar de nuevo con los hermanos de La Bionda, después de una ausencia de 15 años…

TLW: ¿En qué estás trabajando ahora mismo?

RICHARD: Mis planes para 2011 empiezan en Febrero, ensayando para los conciertos en directo que haré como cantante y compositor a lo largo del año. También tengo pendiente una visita a Italia. Mientras tanto me quedaré en casa intentando componer nuevas canciones.

TLW: ¿Tienes otras ocupaciones, aparte de la música?

RICHARD: He sido lo bastante afortunado como para poder vivir de la música, aunque haya sido de forma precaria, desde los años 60. Ninguno de nosotros podía imaginar entonces que íbamos a salir adelante una y otra vez… Pero así fue.

TLW: ¿Sigues en contacto con otros antiguos miembros de Supertramp?

RICHARD: Nunca volví a ver a Robert Millar ni a Keith Baker. Sí que veo cada dos o tres años a Andy Andrews, que se reinventó a sí mismo como promotor inmobiliario e inversor. Vive en The White Cliffs, en Dover. Casualmente, Dave Winthrop ahora tiene una casa en Kent y vive sólo a unos kilómetros de él. Incluso ha tocado con la banda de blues que tiene Andy. Yo volví a verle por primera vez en 40 años en la primavera de 2010… Fue muy bonito.

TLW: ¿Y respecto a Rick y a Roger?

RICHARD: Me alegra poder decir que, por muchas diferencias que tuviera con Rick y Roger a finales de 1970, todas desaparecieron cuando dejé el grupo. Creo recordar que en 1972 toda la banda estuvo durmiendo en el suelo de mi apartamento de Munich, que sólo tenía un dormitorio. En 1974 Roger me envió una maqueta de lo que iba a ser el álbum “Crime of the century”, junto a una carta en la que me preguntaba si quería reescribir algunas letras.

TLW: ¿En serio? ¿Qué hiciste entonces?

RICHARD: Escuché aquella cinta una y otra vez, y fui incapaz de entender por qué Roger quería que hiciera alguna ‘mejora’. La letra y la música de las canciones encajaban a la perfección… Finalmente visité a la banda en la casa que tenían en el campo, al oeste de Inglaterra. Allí conocí a Bob Siebenberg, Dougie Thomson y John Helliwell. Les escuché interpretar algunas de las canciones… Y me convencí de que no necesitaban mis servicios.

TLW: ¿Has vuelto a verles después?

RICHARD: Sí. Durante los años siguientes volvimos a vernos en Munich dos o tres veces. Cada vez que visitaban Alemania tenían tanto éxito que la siguiente ocasión actuaban en un sitio más grande. Una vez, después de su concierto, tocamos juntos en el Club PN. El propietario, el difunto Peter Naumann, que a mi juicio era injustamente conocido entre los músicos de mi generación como ‘El Bastardo’ y que ha sido una parte muy importante en la historia de más de una gran banda de rock, desenfundó su cámara de bolsillo en un delicioso ataque de nostalgia. Por desgracia, estaba estropeada. Recuerdo verle pisotearla con rabia en la parte trasera del club.

TLW: ¿Cuándo viste a Rick por última vez?

RICHARD: La última vez que vi a Rick fue en Munich, a mediados de los años 80. Debo admitir que odio visitar el camerino tras los conciertos de otros artistas. Preferiría haber tenido la oportunidad de ver a Rick o a Roger en privado durante sus últimos viajes por Europa, pero ha sido imposible. Cuando ellos llegaban a Munich, yo me encontraba en cualquier otra parte. Por cierto, Peter Viney y yo fuimos de incógnito a ver un concierto en el Royal Albert Hall de Londres en 1997. Aquella fue la última vez que les vi actuar.

TLW: ¿Y por lo que respecta a Roger?

RICHARD: En Mayo de 2000, un amigo mío que trabaja para el excelente periódico ‘Sueddeutsche Zeitung’ me envió a cubrir una actuación en solitario de Roger en Munich, para que escribiera la crítica del concierto. Fue maravilloso volver a verle. Su profesionalismo me impresionó profundamente, y también sus canciones, que aun desprovistas de sus complejos arreglos para una banda me parecieron casi tan buenas, si no más, que las versiones de estudio. Después del concierto estuve con Roger y nos hicimos una foto juntos. Lamentablemente, no he vuelto a hablar con él desde entonces.

TLW: Este año Supertramp ha celebrado su gira de 40º aniversario, denominada “70-10”... ¿No crees que, como miembro fundador de la banda, deberías haber sido invitado a participar en algún concierto especial?

RICHARD: No. Después de mi marcha a finales de 1970, Rick y Roger trabajaron muy duro a lo largo de varios años para mantener el grupo a flote, y atravesaron épocas muy complicadas. Ellos se merecen el éxito que tuvieron, el cual se ganaron a base de puro talento y una perseverancia tenaz. Mis índices de ambas cualidades son mucho más pequeños que los suyos. Lo único duradero que les dejé fue el nombre del grupo, y ambos habrían conseguido el éxito igualmente aunque lo hubieran cambiado. Ellos y yo vivimos en mundos diferentes, y no pasa nada. De todas formas, mis dieciséis meses con Supertramp fueron fascinantes, así como un período de auto-aprendizaje.




Richard Palmer, en el centro de la imagen junto a los demás miembros de Supertramp en 1970:
De izquierda a derecha: Rick Davies, Roger Hodgson, Robert Millar y Dave Winthrop.