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Juan Lago y Abel Fuentes entrevistaron en exclusiva para THE LOGICAL WEB a Cass McCune, responsable de varias giras de Supertramp durante los años 70 y antigua esposa del que por entonces era el representante y mentor de la banda, Dave Margereson.





TLW: ¿Cuándo y dónde naciste?

CASS: Nací en Burbank, Los Angeles, el 22 de Octubre de 1948.

TLW: ¿Cómo empezaste a trabajar en el negocio de la música? ¿Habías trabajado para otras bandas antes de unirte a Supertramp?

CASS: Después de un año de universidad, preparé una mochila y me marché a Europa para viajar, y quién sabe si también para conocer a los Beatles. Yo era una gran fan del grupo y había conseguido entradas de palco para el concierto que dieron en el Hollywood Bowl a mediados de los 60. Estuve viajando durante un año y la noche antes de abandonar Londres y volar de vuelta a casa conocí a Dave Margereson, a Derek Green, a Tim Knight y a otros en un pub que estaba enfrente del sitio donde me alojaba.

TLW: ¿Qué pasó esa noche?

CASS: Aquella noche me lo pasé genial. Todos ellos trabajaban en el negocio de la música y eran muy divertidos. Me contaron algunas historias muy buenas y me llevaron a los clubes Revolution y Speakeasy. Pensé que podía perderme otro semestre de universidad y quedarme allí una temporada, y encontré una habitación en Mayfair por cinco libras a la semana y un trabajo en Carnaby Street vendiendo jarras y camisetas.

TLW: ¿Cómo fue tu estancia en Londres?

CASS: Corría el año 1968 y vi cómo Londres dejaba de ser una deprimente ciudad en blanco y negro para convertirse en una gloriosa pasarela psicodélica y musical. Fueron grandes años. Dave trabajaba para Columbia Records, y yo me fui a vivir con él y con Derek Green a un piso en la zona de Shepherd’s Market. Empecé a trabajar para la compañía de relaciones públicas de Rod Stewart y después para Gem Group, que llevaba artistas como David Bowie, Marianne Faithful, Mike Leander y Gary Glitter. Finalmente, cuando Dave contrató a Johnny Nash y a Bob Marley & The Wailers para Columbia, comencé a trabajar con Danny Sims, que era su representante.

TLW: ¿Qué ocurrió entonces?

CASS: Bob & The Wailers acababan de llegar a Londres, y Johnny estaba a punto de conseguir un número uno. Aquel año yo era su responsable de giras y también colaboré en algunos conciertos locales de Bob, e incluso tuve que pagar su fianza unas cuantas veces después de que le detuvieran. Después estuve viajando por América con Johnny y su banda, The Sons Of The Jungle, y aquello fue toda una revelación, sobre todo cuando llegamos al sur y algunos de los promotores pensaban que Johnny era blanco. Vivo en un país muy desagradable y, tristemente, las cosas apenas han cambiado desde entonces.

TLW: ¿Cómo empezaste a trabajar para Supertramp?

CASS: Mientras todo esto ocurría, Dave se unió a A&M Records. Su primer trabajo allí consisitió en decidir qué grupos debían seguir en la discográfica. Rick y Roger le gustaron mucho y, con la entrada en el grupo de Dougie, John y Bob, decidió dar su apoyo a Supertramp. Se metieron en el estudio y nació “Crime of the century”. A veces Dave llevaba a casa grabaciones del álbum y ambos nos quedábamos extasiados escuchándolas.

TLW: ¿Qué recuerdas de aquellas grabaciones?

CASS: Recuerdo la primera vez que escuché la canción “Crime of the century”. Dave y yo estábamos tirados en el suelo y se nos pusieron los ojos como platos porque nos pareció impresionante. Probablemente fue aquel momento tan especial, y los ánimos que yo le daba, lo que hizo que Dave decidiera dejar A&M para convertirse en el representante de la banda y pedirme que me uniera a ellos.

TLW: Y así se fundó Mismanagement...

CASS: Sí, fundamos Mismanagement juntos. Yo fui su primera responsable de giras, trabajando con agentes y promotores para organizar las primeras giras de la banda hasta que pensé que ya había tenido suficiente.

TLW: Tu hermana Jinx también trabajó para el grupo... ¿Qué puedes contarnos sobre ella?

CASS: Jinxie llegó más adelante, en un momento en el que se encontraba un poco perdida después de haber dejado a su marido. Se vino a vivir con nosotros y pronto empezó a encargarse de los libros de cuentas. También ayudó a las familias de los miembros de la banda a prepararse para el gran traslado a los Estados Unidos. Es una mujer estupenda, y permaneció al lado de Dave incluso mucho tiempo después de que yo me marchase.

TLW: Es de suponer que en aquella época no había demasiadas mujeres trabajando para grupos de rock...

CASS: Sí, por entonces no era nada fácil para una mujer trabajar en el negocio de la música. Por ejemplo, a mí me conocían en Canadá como “la que conseguía una buena taquilla”. En otras palabras, tenía que intentar que los promotores se comportasen de forma honesta. Y otras veces me tomaban por una fan que estaba intentando colarse en el concierto... No me quejo, pero aquel era un mundo muy diferente a este.

TLW: Mucha gente que trabajó con Supertramp durante su época dorada dice que érais una especie de “gran familia”... ¿Estás de acuerdo?

CASS: Sí, éramos una familia. Aquella debió ser la época más feliz de la banda, y creo que la mayoría de la gente dirá eso. Sentíamos un gran cariño por los músicos y por los técnicos. Ibamos viajando por Gran Bretaña y por Europa mientras las asistencias a los conciertos eran cada vez más grandes. Y después dimos el salto a América. Fueron días muy felices.

TLW: ¿Qué recuerdos especiales guardas de tu época en Supertramp?

CASS: Ojala hubiera escrito lo que sentía mientras mi trabajo era estimulante. Ocurrieron muchas cosas divertidas, y también algunas dolorosas. Lo pasamos muy bien. Algunas habitaciones de hotel destrozadas... Algunas escapadas de la justicia por los pelos... Algunos viajes en ferry por Escandinavia con solos improvisados en el salón principal... Algunos conciertos, como el del Albert Hall, al que casi no pudimos asistir porque arrestaron a Dave acusado de darse a la fuga después de un atropello... Aunque en realidad él no se había dado cuenta de que había rozado a un coche en una estrecha calle de Amsterdam... También recuerdo tener que ir a buscar varias veces a Chris de Burgh, que era el telonero, porque no quería empezar a tocar hasta que todo el público estuviera en su sitio, algo que lógicamente no es posible cuando eres el telonero.

TLW: ¿Recuerdas algún momento triste con la banda?

CASS: Sí, también recuerdo algunas situaciones dolorosas... Como cuando ganamos el Grammy y Dave subió al escenario para dar las gracias a todos los miembros del grupo, incluidos los técnicos, olvidándose de mí y haciéndome sentir como un cero a la izquierda. Aunque yo era consciente de que mi trabajo también había sido importante y que todos ellos me apreciaban igual que yo les apreciaba a ellos. Mucha gente de la compañía de discos con la que yo trabajaba me dio un abrazo y me dijo que los músicos suelen ser unos estúpidos desagradecidos. Yo era básicamente la mujer de Dave, pero compartimos juntos toda aquella experiencia. Eramos socios, y nos dejamos la piel trabajando para Supertramp. Pero gracias a aquello consiguieron que me sintiera invisible.

TLW: ¿Qué es lo más extraño que recuerdas de tu época en Supertramp?

CASS: Dave encontró una casa en Malibu para empezar los ensayos del álbum “Even in the quietest moments”, y os juro que aquella casa estaba encantada. Nosotros nos instalamos en las habitaciones para invitados mientras los miembros del grupo trabajaban en el edificio principal. En aquella casa había algo muy malo. Creo que posteriormente se descubrió que allí se había cometido un asesinato.

TLW: ¿Cuál es, en tu opinión, la razón por la que Supertramp se separó en 1983, cuando la banda tenía tanto éxito?

CASS: Sue Davies. Es una persona terrible: tóxica, histérica, rastrera... Cuando entraba en la habitación en la que estabas, te sentías mal. Y no lo digo a la ligera. Ya sentí su energía negativa nada más conocerla en el despacho que Pat Luce tenía en Nueva York. Y por la forma en la que se acercó a Rick, estaba claro lo que buscaba. Yo puedo llevarme bien prácticamente con todo el mundo, pero nadie entendía qué había visto Rick en ella. Sin embargo, me enteré de que se había gastado un montón de dinero en cierto tipo de lencería, y no precisamente de la elegante.

TLW: ¿Entonces ella fue la única culpable?

CASS: Ella fue el principio del fin. Nuestra Yoko Ono, pero peor. Y la mujer de Roger, que llegó un poco después, tampoco era mucho mejor.Rick y Roger trasladaron su liderazgo a sus respectivas mujeres, y yo perdí casi todo el respeto que les tenía. Por eso siempre menciono la película “Spinal Tap” para hablar de lo que ocurrió en la banda. Recuerdo que Dave y yo vimos la película juntos y llorábamos de risa porque se parecía mucho a la historia del grupo. Lo cual, supongo, que puede decirse también de otros muchos grupos. No es un fenómeno extraño entre los artistas. Algunos años después, los miembros del equipo técnico rebautizaron a Supertramp como “Spinal Tramp”.

TLW: ¿No hubo otras razones para la separación?

CASS: Bueno, también estaba Rick, el amante del jazz, que sentía aversión por la música de Roger. ¡Dios mío, odiaba incluso “Babaji”! Y Roger se fue cansando de tener que incluir saxofón en todas sus canciones y buscaba una mayor libertad musical. Lo que probablemente más le haya molestado a Roger, después de que Rick y Sue prometieran que jamás tocarían sus canciones si les dejaba el nombre Supertramp, es que hayan seguido interpretando todos esos temas que odiaban. Gente con mucha clase.

TLW: ¿Sigues en contacto con algunos miembros de Supertramp?

CASS: Veo a Bob de vez en cuando y siempre me ha caído muy bien. Nunca supe qué es lo que había pasado entre él y Vicki, aunque me lo puedo imaginar. Y también vi a Dougie hace algún tiempo en su fiesta de 50º cumpleaños. Dougie fue siempre mi “vagabundo” favorito, y también el de Dave. Un pacificador muy inteligente, aunque también tuvo algunos problemas con sus chicas.

TLW: ¿Y con Roger?

CASS: Recuerdo que hace años le escribí a Roger una carta muy desagradable, después de que él dejase de contar con Dave como representante de una forma muy desconsiderada y dolorosa. Roger me respondió con otra carta muy desagradable, y ahí se quedó la cosa. En algunos círculos, Roger está muy bien considerado por su encanto y su espiritualidad, pero él también le ha hecho daño a mucha gente. Yo me arrepiento de haberle escrito aquella carta, pero me sentía muy mal por Dave, que había dado lo mejor de sí mismo por todos ellos. Dave no era perfecto y de vez en cuando le gustaba beber más de la cuenta, pero hizo un gran trabajo.

TLW: ¿Has asistido a algún concierto de Roger en solitario en los últimos años?

CASS: Algún día de estos me presentaré en uno de sus conciertos, porque hubo un tiempo en el que estuvimos muy unidos y yo le quería mucho.

TLW: Harry Andronis y Beverly Knudsen, dos miembros de la antigua “familia Supertramp”, fallecieron hace algunos años... ¿Estabas en contacto con alguno de ellos?

CASS: Beverly y Harry... Dos de las personas más adorables del mundo. Nunca trabajé con ellos, pero sí coincidimos en fiestas y en excursiones campestres. Beverly luego se unió a Delicate Music junto a su marido, Smoother Smyth, y creo que Harry llegó a trabajar con la banda en algunos conciertos. En cualquier caso, no puedo olvidarme de dos personas tan encantadoras.

TLW: ¿Por qué dejaste de trabajar con Supertramp?

CASS: Teníamos un gran equipo: Russel Pope, Tony Shepherd, Ian Lloyd-Bisley, Norman Hall, Ken Allardyce, Dave el conductor (no recuerdo su apellido, pero era el mejor transportando el material por toda Europa)... Pero empecé a perder energía. Como podéis imaginar, es difícil sobrellevar ese tipo de trabajo durante mucho tiempo. Le pedí a Charly Prevost que me reemplazara porque no me veía con fuerzas para ocuparme de la gira por Japón y Australia. Dave siguió con ellos, pues Supertramp era su vida. El otro problema fue que ya estaba cansada de que los músicos y los técnicos estuvieran llamando a mi puerta a todas horas. A Dave eso no le importaba, así que no nos pusimos de acuerdo sobré cómo iba a ser nuestra vida. Yo necesitaba espacio, mientras que él era feliz solucionando los problemas de los demás durante veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

TLW: ¿Y qué hiciste?
 
CASS: Cargué mi Volkswagen y me marché a un retiro buscando algo de paz y tranquilidad. Poco después me fui a San Francisco para relajarme durante algunos meses. Luego me separé de Dave y volví a la Universidad de California, en Los Angeles, para ver si todavía me quedaban algunas neuronas en el cerebro. Fui muy feliz pudiendo volver a sentarme en el césped, leer libros, dar de comer a las ardillas... Y conseguí mi graduación en Arte.

TLW: ¿En qué has estado trabajando desde entonces?

CASS: Entré en el negocio del cine y la televisión, convirtiéndome en asistente de los guionistas en algunas series como “Canción Triste de Hill Street”. Enseguida empecé a trabajar para mi actual marido, cuando él estaba terminando los efectos visuales de la primera película de “La Guerra de las Galaxias”. Trabajamos juntos en el episodio piloto de “Battlestar Galactica” y de otros proyectos antes de tener un bebé y retirarme de una vez por todas. Me encanta el arte y, aunque por desgracia no soy una artista, me gusta ayudar y dar mi apoyo a aquellos que lo hacen bien. Luego pasé varios sufriendo la enfermedad de Lyme, de la que ya estoy mejor. Trabajo como voluntaria y cuido de mi marido, mi hija y mi madre. Estoy muy agradecida por todo lo que he vivido, por lo que sigo viviendo y por lo que espero vivir.




Cass, junto a Dave Margereson a mediados de los años 70.